De niño fui a unas colonias en Ávila para párvulos delgaduchos.
Volviendo de bañarnos en el río, vi en la puerta de una Casa preciosa, una armadura que me asustó y me atrajo. Me quedé embobado mirándola.
Me contó mi maestro qué Palacio era, le llamó Parador. Nació en mi una ilusión. Desde entonces soy amigo íntimo de la armadura de la entrada, me hago llamar "raimundo de borgoña", vivo enamorado de ese tesoro español llamado "PARADORES", y para compartirlos con vosotros estoy aquí...
LA GRAN FAMILIA
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