LA GRAN FAMILIA

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jueves, 21 de noviembre de 2013

”LAGRIMAS EN LA “P” “ (A CARLOS MATZ “IN MEMORIAM; Y PARA JUANI, SU MUJER)

(Reedición)


Antes de seguir deseo pedir disculpas pues hoy, no es habitual, escribiendo sobre PARADORES, no voy a escribir de sus rutas, sus trabajadores ni de nuestras queridas Casas, aunque sí voy a hacerlo en definitiva de la gran familia de Paradores, voy a escribir de clientes; concretamente de uno de sus clientes, de uno de sus amigos, Amigos. Entonces, bien pensado, escribiendo de él, sí estaría hablando de trabajadores, de trabajadoras, de Casas, de su gente… de Paradores.

Hace algunos meses Fernando Gallardo en su Blog “La Ruina Habitada” escribía lo que sigue, bajo el título: “Las mil y una noches de Paradores”:

“Carlos Matz llamó al parador de Zafra para efectuar una reserva. Habitación doble para él y su mujer. Mejor, con vistas. El desayuno, como de costumbre. Y una cena algo especial. Una cena con velas para festejar… ¡su noche número 1.001 en la red nacional de Paradores de Turismo!

Amigo de Paradores acreditado, Matz recordará de por vida cómo transcurrió esta noche única en abril de 2012. El director del parador dispuso para el acontecimiento la mejor habitación, la 303, y un recibimiento de gala con 30 velas encendidas, el privado de las grandes ocasiones con una mesa larga ceremonial, un candelabro en el centro y servicio de guante blanco.

Como Sherezade, Carlos Matz y señora se han pasado casi tres años de sus vidas recorriendo España de parador en parador. Más que simples clientes, Paradores tiene en ellos a unos verdaderos fans de su marca, como ha logrado Apple con la suya.

Sienten los colores de su equipo, ejercen incansablemente de paladines de sus siglas allá donde recalen, pregonan su devoción a los cuatro vientos y se convierten así en los mejores embajadores de la experiencia gozada. Viven más que consumen. Alientan más que divulgan. Conocen más que recuerdan. Crean más que creen.

Qué empresa en el mundo no sueña con unos clientes así, capaces de compartir los valores de una marca y organizarse en un club de hinchas con la mística de su abanderamiento. Qué cadena hotelera no mataría por una tarjeta de fidelización con 400.000 titulares como la que acreditan los Amigos de Paradores, algunos de los cuales se han convertido en agitadores sociales muy queridos y admirados, como Enrique Vales Villa (Raimundo de Borgoña, en Facebook).

Cuando Matz y señora arribaron a Zafra, el director del parador salió a recibirlos del mismo modo que, años atrás, cuando era director del Hostal de los Reyes Católicos, salía a recibir a los personajes públicos que allí se hospedaban. Antonio López Archilla, un veterano empleado de la cadena, sabía muy bien que Carlos Matz celebraría aquella noche su episodio 1.001 en el viaje iniciático que brinda una red de alojamientos como la suya, apreciada en el mundo entero como adalid de la hotelería con encanto y bandera de la España turística de calidad…”.

 

Este medio día me escribe mi amigo Antonio López Archilla para decirme:

“Hoy tengo la certeza de que existen Paradores en otras dimensiones, en otras estrellas o en otros cielos.

Hoy tengo la certeza de que D. Carlos Matz está en alguno de esos Paradores, haciendo el check-in, saludando al personal, enseñando las fotos de su casa con las paredes decoradas por litografías de Chencho Pardo y contando anécdotas de pesca de su querida Galicia.

Hoy tengo la certeza de que sus “Mil y una noches” de Paradores se van a convertir en infinitas en Paradores muy lejanos.

Hoy nos ha dejado un CLIENTE que se ha convertido en AMIGO de casi todos los que trabajamos en los Paradores de aquí.

Hoy perdemos en Paradores a un CABALLERO, pero sobretodo perdemos a una buena persona que se ha ganado nuestro cariño y respeto… ¡Qué suerte para los Paradores del más allá ganar tan distinguido cliente!

Hoy necesitamos compincharnos, para que cuando Juani, su mujer, nos vuelva a visitar, sienta de verdad el cariño de todos nosotros.

Un fuerte abrazo.”

Ante lo escrito por Fernando cuando Carlos Matz visitaba los Paradores, de aquí, y por Antonio cuando le sabe de visita eterna en otros, a este otro cliente, a este amante de Paradores, este aprendiz de Carlos Matz podríamos decir, lo único que se le ocurre escribirle a Carlos, es que no se preocupe, que somos muchos los que queremos y creemos en lo mucho que a el le dio vida, que vamos a seguir “viviendo” sus Casas, y vamos a seguir luchando por ellas cuando y cuanto sea preciso; que no se preocupe, que ante todo las vamos a seguir disfrutando y respetando, como él enseñó.

Desearle que, ya que siempre será un gallego de corazón, en esa nueva red de amigos en la que ha entrado sea recibido, al menos por dos, de distinto signo, que sé que le van a entender y respetar, uno D. Manuel Fraga Iribarne, hablando de Paradores no hace falta decir más, y el otro, mi propio padre, del que tendría que decir mucho ahora para dejarle presentado como mereció, y no es el momento.

Y por último, y aunque nadie puede sustituir a nadie en el corazón ni en la memoria, ni en Paradores, lo sé muy bien, pedir a quien pueda hacerlo que le hable a Juani, su mujer, de mi, que le facilite su llegada a mi lado; hay una cosa que tengo la seguridad de poseer en la que ella podrá encontrar siempre a su esposo: ¡El amor por Paradores!

Descansa en paz Carlos, descansa en Paradores y su gente.










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