LA GRAN FAMILIA

LA GRAN FAMILIA

lunes, 21 de noviembre de 2016

"DE CÓMO DISFRUTAR DE UNA GRAN FAMILIA, CONTRA VIENTO Y MAREA"






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 “…si uno puede, debe volver siempre al lugar donde alguna vez fue feliz.”

Hace menos de un mes, habitando el bonito Parador de Santillana del Mar, completamos Jesús y yo la ruta que iniciamos en el mes de agosto de 2009 en el Parador de Zafra, que nos proponíamos que abarcara en principio la península con los Paradores de Ceuta y Melilla incluidos, para después iniciar lo más seguida posible la ruta por los cinco Paradores isleños.

Durante esta ruta nos hemos alojado en 148 Paradores pues hemos repetido varios de ellos, pero los distintos imprevistos encontrados en el camino con los que uno, afortunadamente, no cuenta en la vida a pesar de todo, pues si no ésta sería menos apetecible, haría menos ilusión, han impedido que hayamos podido afrontar aún la ruta canaria, que en peores condiciones de salud ambos que en 2009 nos proponemos hacer cuanto antes si la vida no lo impide.

Prácticamente desde que tuve uso de razón he escuchado y leído en innumerables ocasiones “nunca vuelvas al lugar donde fuiste alguna vez feliz…”. Y aún entendiendo la frase pretendidamente sabia, y habiendo tenido que afrontar en cuantas ocasiones ha sido preciso la parte de sabiduría que encierra, a estas alturas de mi ruta en la vida y en la de Paradores, yo me atrevería a asegurar que si uno puede, debe volver siempre al lugar donde alguna vez fue feliz, porque no pierde nada con ello; si en la nueva ocasión es tan feliz o más, miel sobre hojuelas, y si no es así, se puede reflexionar y valorar sobre lo qué le dio la felicidad la vez anterior, y tratar de ponerlo en práctica para la vez siguiente… Porque mientras uno pueda, la vida merece más la pena si hay una vez siguiente.
Parador de Zafra

Como ya escribí en el artículo Mi primera vez me enamoré de la Red de Paradores de Turismo de España, entonces Paradores Nacionales, en la puerta del “Raimundo de Borgoña” de Ávila mirando una armadura cuando el Parador tenía solo unos pocos años menos que yo. Percibí, intuí algo (decía mi padre constantemente que yo desde muy niño “veía la hierba crecer”. Hoy cuando el ya no está, y afortunadamente no ha podido llegar a verme tan cerca de la ceguera, yo hubiese preferido simplemente ver. Ver la hierba crecer es una “facultad” que no le hace a uno más feliz la vida).

Tuvieron que pasar algunos años más para que con algunos de mis primeros ahorros (muchos) pudiera dormir en él y empezar a conocer, en muy distinta situación a la actual, a ese estilo personal, a esa especie inigualable en la hostelería, de trabajadores y trabajadoras tan exigidos como exigentes en que la profesión, los principios de atención al acogimiento al cliente (que en una buena mayoría había y ha ido pasando de abuelos a madres, de madres a hijos..., y que procedentes de distintos lugares de la geografía española, con cunas muy importantes como, por ejemplo Bailén u Oropesa entre otras; y repartidos por prácticamente toda España) les hacían parecer lo que se sentían: una “gran familia” que en su trabajo acogía a otras en su disfrute. Si bien los acogidos comían en preciosos y bien atendidos Restaurantes Comedores, y ellos en entrañables y cálidos “comedores de familia”, en donde, mientras trabajaban podían compartir sus vidas, el nacimiento de sus hijos, la pérdida de sus mayores, alegrías, penas, conocimientos, anhelos, amores y desamores, etc.

Los acogidos pagaban por serlo, y ellos, "la gran familia", cobraba por hacerlo cono nunca lo ha hecho ni lo hará ninguna otra cadena hostelera desde 1928. Quizá parezca muy simplista (y desde luego conozco algo más de ella), pero esta es mi idea desde niño en la armadura, y de mayor desarmado. Y todo ello dentro de Albergues, Castillos, Palacios, Conventos, etc. que han sido y son de lo más hermoso, valorado y buscado por propios y foráneos, del patrimonio de este país llamado España. A lo largo de esta historia que alcanza ochenta y ocho años en la actualidad, he sabido de gestores, de políticos, que han respetado mucho a esa gran Red, y de otros que la han faltado mucho al respeto, pero no es de eso de lo que deseo tratar ahora. Eso sí, he con siderado y cosidero que, comp mínimo, para ser `residenta o presidemnte de Paradores, si bien no se haya enamorado antes de la Red (eso no está al alcance de cualquiera) tuviera de ella un mínimo conocimiento aunque fuera tan simplista como el mío, y no pensaran, cuando la conocen que es una sitio, generalmente "un premio" dondo poder ganar mucho dimero, e invitar a muchos amigos.

En 1981 conocí el amor por primera vez en la persona de un noble y valioso granadino al que tuve que convencer para que me llevara al Parador de su tierra, porque es cierto que aún hoy en día, salvo destacadas excepciones, los habitantes de localidad con Parador no son muy dados a vivir algunos días en ellos, y en esa ocasión era nada menos que el que se encuentra dentro del Generalife. Valió la pena el esfuerzo pues ahí comenzó una ruta que unió el amor a Paradores con el amor a una persona que pensé para siempre. Pero la vida manda mucho más que yo, y el 30 de septiembre de 1987 fallecía Gerardo con 35 años, y con sus cenizas esparcidas en el mar de nuestra querida Almuñécar, se diluyó también una ruta que nunca quise continuar ya. Sin olvidar jamás a la gran familia, quise olvidar de golpe y porrazo a Paradores.

Nueve años más tarde, el 13 de mayo de 1995 conocía en Tudela, tan cerca de Calahorra y de Olite a quien hoy me ayuda en el teclado para poder haceros llegar lo que deseo contar. Es decir otro gran amor, ni mayor ni menor que el anterior, simplemente distinto, importante; los grandes amores no admiten comparaciones; de nuevo el amor con mayúsculas, que esta vez viene durando 21 años.

Era inevitable, al primer lugar que me llevó al día siguiente de conocerme, y antes de volver a mi Madrid natal, fue a Olite, a pasear su Castillo… y su inolvidable y precioso Parador. Yo entré a él como inducido, anestesiado quizá sería la palabra. Volví a notar el “olor a tarima” del Raimundo, volví a ver a “la gran familia” alrededor, pero todo en mi mente tiraba hacia fuera. Probablemente cuando uno ha perdido antes tanto, rechaza a toda costa volver a correr riesgos grandes. Estuvimos en la cafetería, tomamos algo, vislumbré la armadura y nos fuimos.

Algo similar sucedió en Calahorra meses después, esta vez acompañado también de mi sobrina María, entonces una niña muy pequeña, que quise llevar a Tudela a que conociera a la persona con la que diez años después me casaría ante ella. Pero no dormí en Calahorra. Y lo mismo en Argómaniz, tampoco muy lejos de la que hoy también es mi tierra por adopción. En definitiva, yo había decidido que Paradores como tantas otras cosas queridas, pero prescindibles, desaparecieran de mi vida con Gerardo desde aquella ruta inconclusa.

Sin embargo el día 15 de agosto de 2009 (ya cuatro años casados) volviendo de Rosal de la Frontera (Huelva) de que Jesús recogiera el Premio de Poesía que ese año ganó él, me dijo, por sorpresa, que prefería no hacer el viaje de un tirón y que con el premio me iba a invitar a comer y a dormir en un hotel. Y así fue como me encontré en la puerta del precioso Parador de Zafra (pues yo creo que Jesús si no hubiese sido navarro, hubiera querido ser extremeño, es una tierra que adora). ¿Y quién le dice a su conyuge, a una persona de la que conocía perfectamente sus pretensiones, que en ese momento, después de catorce años de amor y convivencia siente aún mucho más miedo ante la idea de tener que interrumpir la ruta de nuevo si la vida interviniera negativamente. Yo no tuve valor, y sí mucha valentía para tirar para adentro y ver la complicidad que existían entre la Recepción y él porque debía haber habido "previos" al no estar seguro de que hubiese accedido a llegar al mostrador.

Y así, aquella mañana agosto de 2009 en Zafra (cuando yo ya había perdido por unaenfermedad genética la visión de mi ojo izquierdo desde 2005 pero vivía como si no) comenzó sin que yo lo supiera la ruta por Paradores que completamos hace pocas semanas. Y durante la cual, debo decirlo con toda verdad, nunca tuve que decir a Jesús que volviésemos a un Parador, pues algo de lo que más feliz me siento hoy es que, probablemente sin querer, le había transmitido mi amor por la gran familia, mi idea de Paradores y su gente, y luego ya fue esta, y su incomparable historia de amabilidad, calidad, leyenda y acogimiento, la que hizo que Jesús llegase a amar Paradores, a su manera, tanto como yo, y el ha sido el gestor de las reservas y los caminos.

Durante esta ruta he vuelto a lugares en los que fui feliz y lo he sido menos, y a otros donde fui menos feliz que ahora cuando he vuelto, por unos u otros motivos. He declarado muchas veces de forma abierta y sincera mi amor a Paradores; he contado algunas pequeñas parte de la historia de esta querida Red. Hemos conocido a través de una bien pensada pero mal gestionada red social que construyó Paradores, llamada “PARADORES ACTIVO” (donde nació, también sin darme cuenta, el “raimundo de borgoña que aún soy hoy), personas que se declararon Amigos de Paradores, y luego también nuestros, y con algunas de ellas organizamos unos “Encuentros de amigos, Amigos de Paradores”, que llevamos a cabo en Alcalá de Henares, La Hostería del Estudiante también en Alcalá, Lerma, Zafra, Cardona, Alcañiz, Almagro y Soria.. Y que podrían haber sido muchos más, pero que me vi en la obligación de suspender porque cada vez era más patente que una buena parte de los supuestos amigos, ni sabía respetar la amistad a Paradores, ni a los demás, y “la gran familia” no se merecía eso, y menos en mi nombre. Era preferible seguir yendo con los pocos amigos que uno quisiera, y quisieran de verdad.


Hemos disfrutado de lo que para mí es la mejor y más plural Cocina de España en sus Comedores Restaurantes más bonitos, elaborada por los mejores cocineros y cocineras.

Desafortunadamente en febrero de 2012 la ruta se hizo más "dura", fue nombrada la ex mujer de Rodrigo Rato como presidenta deParadores, en mi opinión la peor presidenta de la Historia de Paradores. Probablemente los haya habido peores, pero yo no los he conocido ni los he sufrido tanto, y este, reitero es mi punto de vista y experiencia. Como era esperable, y supongo que le era exigible trasladó a la Red pública todas estas consecuencias de neoliberalismo reinante, que tenía en Madrid su punto fuerte con "las chicas Aguirre", y del que Rajoy ha dado un master en toda España. Se patentizaron en Paradores en un intento de privatización tan imprudenten como salvaje, un ERE, un ERTE, un empeoramiento muy notable del trato a las trabajadoras y los trabajadores, con muy serias repercusiones, lógicamente, en la calidad de atención a los clientes, a base de recortes, bandazos, y falta de conocimiento y escucha a quienes sí conocían Paradores, que, al parecer, según informan partes interesadas, hoy han conseguido “el resurgir” de Paradores, como, seegún forman informan partes interesadas del Gobierno, se ha terminado la crisis en España mientras, por ejemplo, mueren ancianos calcinados porque les cortan la luz en sus casas por no poder pagarla, y deben vivir con velas. Por no añadir más indignidades.

Todo ello originó una serie de protestas y descontentos, que en la medida de mi sentimiento también han sido reivindicadas en este blog (y que si os interesa conocer podéis encontrar en su archivo de artículos a la derecha del blog). O nos han proporcionado el conocimiento de situaciones humanas tan tristes como la amarga Navidad de 2012.

Mientras, nosotros seguimos, con más motivos aún, nuestra ruta, que nos ha proporcionado tanto afecto como conocimiento de algunos aspectos de los que hemos hablado o escrito, y donde hemos podido constatar cómo si es que fuese verdad que la situación en Paradores duera tan boyante como declara su todavía presidenta se debería sin duda alguna al sufrimiento y el trabajo de la gran familia. Y cuando hablo de “la gran familia” no pretendo hacer demagogia, me refiero a los integrantes de cualquier estamento de la estructura que hayan querido salvar la Red a base de esfuerzo y sacrificio personal, y tratando de que los clientes echaran lo menos posible de menos, aquello de la calidad, la amabilidad y la leyenda, que a no pocas de sus gestoras y gestores en la cúpula parecía importarles un pito.

Pero como la vida si puede ser más lacerante lo es, en el mes de noviembre de 2014 durante una intervención quirúrgica a Jesús para extirparle el colon, el cirujano le hizo tres negligentes “agujeros extra”, y lo que debía haber sido una semana de hospital se convirtió en diecisiete días de UCI con peritonitis, sepsis y fallo multiorgánico. Es decir que cada mañana y cada tarde en mi visita de media hora, me advertían lo que yo veinte años antes, cuando entrábamos en el Parador de Olite me temía que me pudiera volver a pasar alguna vez. Que Jesús no saldría de ahí.

Pero sin que nadie se explique cómo, un mes después volvimos a casa con Jesús con treinta kilos menos, hecho una pena y con secuelas muy serías que persisten en la actualidad. Necesitó de más de un año de su férrea voluntad y de mis cuidados. Pero después de algunos ensayos previos el mes de octubre de 2015 (tal como me prometía cada una de las tres veces en cinco días que le llevaron al quirófano) volvíamos a Granada, a la Torre del Alba del Parador.

Y por si no tenáimos suficiente, cuando él ya estaba enjaretado dentro de lo posible, y después de habérseme declarado en el mes de mayo de 2014 también en elojo derecho la enfermedad que me privó de la vista del otro, dos años después, con una visión exigua que iban tratando con inyecciones intravitreas, en el mes de junio de este mismo año 2016, al despertarme, precisamente en un Parador, comprobé que prácticamente no veía nada. De ahí al Hospital a urgencias... tenía nada menos que una endoftalmitis, que requirió de dos intervenciones quirúrgicas en tres días y de la implicación y la pericia de alguien inolvidable ya en mi vida: la doctora Alicia Valverde y su equipo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, que consiguieron que no me quedase ciego, y siguen luchando por ello.


Tuvimos que anular todas nuestras vacaciones de verano, y lo que iba a ser el descanso de la árdua tarea de Jesús, Paradores como Almagro, Mérida y sus Festivales de Teatro, Manzanares, Albacete, La Gomera, Santillana del Mar, y pasar quizá el peor verano de nuestras vidas.

Parador de Santillana del Mar
Pero el pasado mes de octubre contras los vientos y las mareas que tanto por la parte de la nueva etapa de Paradores desde 2012 como por nuestras graves dolencias, y con muchas felicidad volvimos a un lugar en el que ya habíamos sido felices, pero en su otro Parador, “Gil Blas”, y donde encontgramos el mismo afecto que hemos disfrutado de “la gran familia” desde el mes de agosto de 2009 en Zafra durante toda nuestra ruta. Y en Santillana del Mar la completamos.

Esta Nochebuena esperamos poder cenar en un Parador con nuestros amigos, esos sí de verdad, y de Paradores, Ana Tortajada y José Luis Martínez, como ya lo hicimos hace tres años con ellos en el de Aigüablava, y lo habíamos hecho nosotros dos antes en el de Alarcón, Plasencia, Nerja y Córdoba, y Cádiz.

Y todo en fin, porque en la vida pueden existir, y existen, más familias, que la que nos impone nuestro lugar de nacimiento y genética, y yo encontré algunos miembros de ella en Ávila, en el Parador Nacional “Raimundo de Borgoña” cuando apenas era un adolescente, que me llevaron a conocer y disfrutar a la más grande de España.

Cuando veo ese mapa que figura en la cabecera de este artículo, lleno de puntos verdes, no puedo evitar que la memoria me lleve a lo hostil que me resultaba la visión cada mañana en mi etapa de alumno de colegio público franqujista, de aquel mapa lleno de colorines donde el país vasco se llamaba Vascongadas, o Madrid era de Castilla la Mancha, etc. y del suplicio que me suponía no poder aprenderme que el mercurio era de Almadén, que el ganado porcino y las bellotas eran riqueza para Extremadura, que el Ebro nacía  en Fontibre, el Guadiana en la Sierra de Cazorla... Y lo fácil que me ha enseñado Paradores la geografía de mi país, e incluso que un destacado miembro bailenense de su "gran familia" nos llevó gentilmente a Jesús y a mí al nacimiento tan pequeño del Guadalquivir, que es un río tan grande, eso no me lo dijeron nunca en la escuela. 

A toda esa “gran familia”, a los miembros que se fueron para siempre porque los años y la enfermedad así lo haya decidido, a los que se han ido para siempre porque les ha echado una mala política y una gestión errática, a los que están en la actualidad en mejores o peores condiciones, a mis amigos Ana y José Luis, y a mi querido Jesús que se empeñó en Zafra en hacer una ruta entera conmigo, y que se resistió cinco años después en la UCI de un hospital como gato panza arriba a que yo la tuviese que interrumpir de nuevo, esta vez ya para siempre, quiero dedicar este artículo con todo mi agradecimiento y cariño.             
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