LA GRAN FAMILIA

LA GRAN FAMILIA

sábado, 31 de octubre de 2020

¿PARADORES PROPAGADORES? (sobre la nobleza, el miedo, y la sonrisa congelada en tiempo de pandemia)


“Meten gente nueva, con contratos a media jornada de 15 días, en departamentos donde se han jubilado el 75 por ciento de la plantilla, vamos que de la casa quedamos 2-3, con palizas diarias de trabajo, con gente que no sabe ni doblar una toalla, ni llevar una bandeja ni pelar un melón, todos con contratos de ayudantes por supuesto.”

"Qué pasa que tiene que suceder alguna desgracia para que alguien le meta mano a esto? Al final la responsabilidad directa va para los jefes (muchos acaban con depresiones o directamente con excedencias) y el resto comiendo cada día mierda con una pala en un ambiente de trabajo que os podéis imaginar.”

“Siempre hay que poner a los compañeros como escudo, pero muchos no podemos permitirnos el lujo de perder la fuente de ingresos, de recibir represalias... igual que hay límites, ya que antes de la pandemia estábamos mal pero ahora...”

“Espero equivocarme pero está pandemia va a ser la ruina para muchos compañer@s, en qué me baso? : A causa de la presión y el estrés, cuántos van a necesitar ayuda psicológica y psiquiátrica?, lo que vendrá acompañado de bajas por enfermedad, en éste punto a la empresa si dichas bajas son de larga duración, no le importara coger nuevo personal con contratos basura y hará todo lo posible por irse deshaciendo del personal que ha tenido que estar de baja, cuando estos se den nuevamente de alta, con astucia y artimañas sin importar los años que lleves en Paradores…”





Antes de proseguir con lo que deseo escribir quería aportar para quien pueda tener el interés en leerlo, que dado que hoy en día vivimos de “titulares” en la información, y por tanto bastante desinformados; nos han hecho “vagos” para leer, no para nuestro bien, claro, pero que muchas cuestiones necesitan ser argumentadas para ser más conocidas y respetadas, y eso no se hace con “titulares”. Por ello pido disculpas por la imprescindible extensión de mi artículo. Que, por otra parte, puede leerse en veces.

Y también que desde que cumplí 14 años hasta los 67 actuales me he identificado, manifestado, votado y comportado, como una persona progresista, como un hombre de izquierda, como no podría ser en mi de otra manera viniendo de donde vengo, y siendo quien soy.

Es decir que, en teoría, debería estar más contento ahora con la actual presidencia de PARADORES, que con la que durante siete años, anterior a esta, ocupó Doña Ángeles Alarcó Canosa, ex esposa de D. Rodrigo Rato. Pero pasados ya un año y dos meses de ese relevo y más en estos momentos que vivimos, la cuestión no me encaja.

Aclarado esto, quiero decir que si existiera para mí solo una palabra vinculada a la historia de la Red de Paradores de Turismo de España, sería “nobleza”. Y no me refiero a la acepción del término en lo que el diccionario define como “clase social formada por las personas que poseen títulos nobiliarios concedidos por el rey o heredados de sus antepasados.” (aunque pudiera considerarse así, pues Paradores fue creada destinada a estas clases, y ocupados durante muchos años de su historia casi en exclusiva por ellas, por millonarios, y después por extranjeros, cuyo cambio de su moneda con la nuestra les hacía posible alojarse con gran soltura donde los españoles “normales” no pisaban más que para trabajar y atenderles). Pero, afortunadamente, eso pasó, (ahora esa “nobleza” no frecuernta los Paradores, y solo los más "trabajadores" pasean por Paradores cuando les sacan a hacer campañas mediáticas y fotos dentro y fuera de los establecimientos). Es sabido que estas clases no son muy dadas a mezclarse con las clases medias que con el tiempo ha ido teniendo acceso a la Red pública.

Yo me refiero aquí a ese otro concepto de la palabra nobleza, que la señala como un valor que define a una persona o institución como generosa, digna de estimación, no grosera, y carente de malos sentimientos o de conductas enrevesadas, por ejemplo. 

Desgraciada pero inevitablemente, como empresa pública al uso en este país, PARADORES siempre ha estado muy politizada. También desde la llegada de la democracia ha continuado muy jerarquizada verticalmente,  y sus cargos más relevantes siempre han coincidido con el color y la cercanía y/o amistad del partido en el poder, y lamentablemente, con el paso del tiempo cada vez ha llegado esa politización más allá de las cúpulas directivas; a los propios establecimientos, y dentro de ellos incluso, a estamentos profesionales menos relevantes orgánicamente que sus direcciones.
  
     Irremediablemente, sin duda, y en mi criterio no sin intención, este concepto de nobleza al que me refiero se ha ido perdiendo en Paradores de una forma tremenda y considerable, solo comparable a la pérdida de calidad, que, igualmente antes los definía, hasta quedar convertida la Red que he amado y amo -ahora bastante a mi pesar- (hay amores que hacen daño de los que cuesta olvidar su historia), en una cadena hotelera tan normal y corriente como puede serlo cualquiera otra de España, si no fuera por sus dos grandes valores: la edificaciones y enclaves donde se hallan una gran parte de sus establecimientos, privilegio también de la política. 

      Y sobre todo y ante todo una residual forma de hacer, de un saber hacer (eso que ahora llaman “know-how”) de parte de sus trabajadores y trabajadoras (a esos que algunos llamamos “la gran familia” sin serlo), que aunque ya es muy pequeñita, son todavía capaces de traslucir la esencia que heredaron en otro tiempo, de sus mayores, y de un tipo de formación profesional ya inexistente en la Red. Naturalmente me refiero al “know-how”, al saber hacer, de esas trabajadoras y trabajadores, no al de empresa, que desde mi punto de vista y opinión, desapareció hace tiempo, quedándose en una melé, una confusión o embrollo de acciones y bandazos con muy diferentes resultados dependiendo de quiénes los políticos de turno hayan sentado en los sillones de la Red y sus establecimientos incluso. Y sobre todo mucho marketing, mucho cartel, mucho postureo caro. No hay problema, paga el pueblo.

En mi opinión, este difícil verano para todo el mundo no solo para los mandatarios de Paradores, yo tengo la sensación, y el dolor, de que La Red, más que sobrevolada por los políticos, hubiese estado “intervenida” . Quizá no sea baladí la incorporación por parte del presidente del Gobierno al jefe de sus redes sociales (pinchar sobre cada enlace para acceder a noticias al respecto), y otros miembros cercanos, al Consejo de Paradores, que pudieran ser de gran agradecimiento y ayuda para unos intereses que, en mi opinión, han estado muy bien definidos, aunque también desde mi punto de vista otra vez, y esta de forma muy severa, el fin no haya justificado los medios en tiempo de esta terrible pandemia.

A principios de junio, unos días antes de la calculada apertura de casi 100 establecimientos de PARADORES repartidos por toda España y sus islas, y la apertura de las fronteras al turismo internacional (que ya sabían que no llegaría dado nuestro índice de contagios de Covid19), el presidente del Gobierno anuncia que como los mayores no vamos a poder viajar en verano, y aún menos los que padezcamos patologías que nos hagan aún más vulnerables, y tampoco lo vamos a poder hacer en otoño (resulta una actitud visionaria esta, o quizá lógica y consecuente con la nefasta gestión política de la pandemia que habían realizado hasta entonces y que iban a continuar realizando en España en verano hasta convertirnos actualmente en el primer país europeo más afectado, noveno en la lista de contagios e inmediatamente detrás de Perú a la fecha que esto escribo¡¡), de la partida presupuestaria destinada al IMSERSO para el programa de viajes de mayores, iban a detraer más de 200 millones de euros para subvencionar “y agradecer” el esfuerzo que los sanitarios y los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado, que habían permanecido tan expuestos por la pandemia, pudieran viajar.

Unos días después el Presidente de Paradores, Oscar López, declara que el Gobierno va a reducir elcanon anual que le cobra a Paradores hasta 2025; que en 2020 solo pagará 1.000.000 de euros en vez de los 9.000.000 millones más el porcentaje de beneficios que venía pagando, y así sucesiva y ascendentemente hasta 2025, Un ahorro algo superior a los 20.000.000 millones de euros para la empresa estatal en los próximos cuatro años.

A mí me parece espléndido y deseable, como no puede ser de otra manera, que los sanitarios y las fuerzas de seguridad del estado tengan vacaciones en época de pandemia y siempre. Pero me hubiese parecido mejor, que lejos de demagogias interesadas, con esa “reorientación” de millones destinados a atender socialmente a los mayores del país, les hubieran agradecido de verdad su labor en la que les viene encima a estos colectivos, colaborando a apoyarles en sus puestos de trabajo, mejorando sus instalaciones, dotándoles del material necesario para trabajar con seguridad, contratando personal, convocando oposiciones… en definitiva creándoles una cierta seguridad de trabajo y vida; que seguro que las vacaciones ya se las hubieran resuelto ellos. Pues, si no, todo se queda en aplausos a las 20 horas. Y los “mayores encerrados” en verano y en invierno, hubiésemos considerado mejor empleado nuestro dinero público, el que sale de nuestros impuestos, pues les hubiese beneficiado a los profesionales y a nosotros en lo que ya se sabía que se iba a producir.

Pero, claro está, con eso no conseguían poner “el cebo” a una cantidad ingente de personas que habitualmente no se alojan en Paradores, que tenían necesidad de airearse como fuera, y que se iban a convertir en turismo nacional. Todo queda en Casa… como los mayores y las personas de alto riesgo.


Unos días más tardes el presidente de Paradores confirma la fecha de apertura de la Red al completo, e improvisan una nueva palabra: “VERANEADORES”, que no habían contemplado dentro de esa campaña tan simplista, y seguro que millonaria, de utilizar para cada mes del año un calificativo añadiéndoles el sufijo “-ores” para adjudicárselo a PARADORES y relacionarlo con ellos. “VERANEADORES” no estaba incluida, claro, en ninguna de las 12 hojas de su calendario 2020.

En este punto deseo expresar que la orientación estrictamente comercial de la cuestión no merece otra cosa distinta que la enhorabuena dado el resultado, y que intentando abstraernos de todo lo que ha sucedido en PARADORES en estos meses, y lo que quede, a base de tirar las tarifas,etc. ayudada por lo que yo considero una campaña de publicidad tan engañosa como innoble, ha conseguido el resultado planificado por el Estado con sus propios hoteles (esos que dice el presidente de Paradores que son nuestros, de los mayores también).

Desgraciadamente los hoteleros privados que se han atrevido a abrir, no han conseguido más que pérdidas. Pero ya es sabido: el que tiene la sartén por el mango y las cocinas también y a quienes tienen que dejarse el pellejo en ellas, o en estos momentos algo más, y en cualquier otro departamento de la Red, hace lo que quiere. Más allá, reitero, de que el fin no justifique los medios (pocos).

(Procedimiento de limpieza de una habitación similar a las de Paradores, en un mes de julio de año sin Coronavirus. Solo lo expongo por el tiempo de trabajo de la camarera).


Creo, estoy seguro, de que hubiese sido ese un buen momento para que el presidente de la Red y su cuerpo directivo alrededor, en el ejercicio de la nobleza, hubiese dicho algo así como vamos a abrir la Red de Paradores al completo aunque más allá de la economía, los momentos sanitarios son muy difíciles, peligrosos y confusos, y precisamente por eso, les advertimos de que el turismo seguro no existe con una pandemia y España a la cabeza de ella.

Que nosotros vamos a adoptar las medidas que podamos con una plantilla con 1000 miembros menos; que nuestra consigna es no contratar personal o contratar lo menos posible pues la mayoría de nuestros trabajadores también tienen derecho a vacaciones que, lógicamente, no nos han “regalado”. Que, como saben nuestros clientes fieles (que es distinto a “fidelizados” por una tarjeta que les han hecho probablemente la única vez que han estado y vayan a estar, pero que, claro, les viene de perlas al marketing para las estadísticas, el bulto y la posverdad) una gran parte de nuestros establecimientos están muy necesitados de reformas profundas en instalaciones fundamentales.

Que nuestra excelente plantilla, aunque es el valor que nos saca adelante siempre, está compuesta en gran parte de trabajadores y trabajadoras que reúne una media de edad alta, arriesgada, que todos, jóvenes y mayores, son muy pocos y pocas para los que necesitaríamos siempre para atenderles, pero ahora son muchos menos con lo que se debe hacer. Que les garantizamos que lo van a intentar dejándose si es preciso la salud física y psíquica en ello, si es que, desafortunadamente, no se dejan algo más.

Que vamos a comprar todo lo que haga falta (Paradores compradores. En Paradores comprar es una palabra y una actitud que parece, por lo demostrado en su historia, gustar mucho en las alturas), y que van a encontrar ustedes unas pequeñas mamparas en las recepciones, mascarillas y gel hidroalcohólico a placer. Y que trataremos de mantener la mayor pulcritud posible con el escaso personal de que contamos en relación con el que necesitaríamos.

Que las distancias y las medidas de seguridad que nos han informado a todos, deberán mantenerlas ustedes con lo poco que podremos ayudar nosotros, pues PARADORES no fue construida ni organizada pensando en una pandemia, ni tan siquiera en la de la mal llamada, (pues fue de Kansas) Gripe Española que sucedió 10 años antes de su creación, ni en la superpoblación que actualmente tiene España.

Que, por tanto, PARADORES no es un turismo más seguro ni menos que otros, si acaso, dependiendo de dónde se encuentren estarán más o menos expuestos ustedes al virus. Pero nosotros estamos deseando que vengan, y que sean obedientes con nuestras instrucciones, y les proporcionaremos la estancia más feliz posible…

Por ejemplo podría haber dicho eso o algo similar, pero cierto.

Desgraciadamente, muy por el contrario se empiezan a utilizar titulares como “Paradores más seguros que nunca”. Es decir que quienes llevan toda una vida veraneando, hibernando, "puenteando" etc. en Paradores han estado más inseguros que en la macabra pandemia en la que vivimos y no lo sabíamos ¡Pues vaya “know-how”! Menos mal que hemos sobrevivido.

 Se expanden hasta la saciedad videos publicitarios imposibles, incluso donde se comprometen (en estos tiempos en Paradores una imagen debería ser un compromiso) a que, supongo que un miembro de recepción enguantado, sale a la puerta del Parador cuando se llega, y pone una alfombrilla (supongo que pretendidamente desinfectante) para que las ruedas de nuestro equipaje no contaminen el interior. Pero, por dios, si en gran parte de los casos cuando no hay avalancha (que ha sido frecuentísima según en qué Paradores, muchas veces completos al 100% de su alojamiento) tienen que sustituir a la única persona que se halla en Recepción durante media hora para que pueda comer o cenar. Cuando todo aquello que se iba a evitar en los trámites en las recepciones se ha quedado en la mitad de la mitad, y cuando justo por la mitad de las minipantallas protectoras y sin guardar distancia alguna es por donde asoman la cabeza los numerosísimos clientes que acuden al reclamo de la “minitarifa” y el “agradecimiento sanitario”, incluso entendiendo por sanitario dentistas y ópticos, muy respetables, pero no desde luego del estrés proclive a la primera línea de aguante. En el video, claro, nos muestran una maravillosa parejita joven a dos metros de la recepción y solos…
 

Nos enseñan distancias imposibles y “tempos” de hace medio siglo, cuando la realidad es que una inmensa cantidad de personas que llegan lo hacen a las diez de la mañana o antes, porque la clientela de cualquier lugar también necesita su propio “know-how”, su propio saber hacer y estar, y eso, a menudo se adquiere por costumbre. Y no comprenden unos, otros no están dispuestos a hacerlo, si van por primera vez a hoteles “lujosos” por qué no pueden usar la piscina cuando quieran, y muchos no lo respetan, y se producen aglomeraciones. Tampoco por qué tienen que desayunar en turnos tan reducidos como media hora, y muchos, claro está, no lo respetan, y discuten, y para discutir se acercan, claro, etc. Y además no se resuelven bien estas circunstancias (sálvese quien pueda, ya que hablamos de casi 100 Paradores, y aquí es preciso no generalizar)  pues el Manual… de Paradores repite hasta la saciedad que ante todo y sobre todo el cliente tiene que irse contento ¿incluso a riesgo de contagiar a quien sea? me pregunto yo. O de hacerlo con un trabajador o trabajadora que se arriesgue a reprimirles?
Y nos enseñan en el video las habitaciones, haciéndose por dos camareras de pisos echando humo viricida por todas partes, y pegando etiquetas por doquier con una parsimonia como de ballet clásico. Eso personalmente me resulta insultante cuando hace décadas que, sin dejar de ir a Paradores, no he visto más que a una camarera de piso haciendo la habitación, y además muchas habitaciones para la misma, y en muchísimos casos bastante mayores, maltrechas, deslomadas, pues son muchos los miles de camas que llevan a sus espaldas.

Y ahora una sola igualmente –y porque no se puede poner ante la escasez, media- debería hacer lo mismo de siempre pero con todo ese supuesto protocolo anticovid añadido. No sale la ecuación. Y Ya no digamos con el improvisado tipo de cliente que, dada la situación, utiliza Paradores como un resort, que no sale prácticamente de las instalaciones, y cuando llega, antes de las diez en muchos casos, reitero, pide su habitación, y claro, generalmente no se ha ido el cliente anterior, y si se ha ido, el compañero o compañera de recepción, supongo que lo más amablemente que pueden pues ya se conocen “la tostada” les urgen a las camareras que hagan la habitación, y naturalmente la que echa humo es la destrozada trabajadora, pues es absolutamente imposible dar para más. Y luego “la ceremonia de “etiqueteo”, que naturalmente habrá costado lo suyo…las etiquetas me refiero, y que lleva su tiempo...

El video termina con las palabras del más alto mandatario de Paradores diciendo que están preparados para ofrecernos la misma calidad y excelencia que les caracteriza desde 1928. Eso desafortunadamente tampoco es cierto porque no puede serlo, y me temo que ya no lo volverá a ser nunca más.

Desgraciadamente, este apartado de las camareras de piso (sin querer decir, ni mucho menos, -imagínense las imposibles distancias de los camareros y camareras de comedor que nos promete el video, o los más de 40 grados que se pueden alcanzar frecuentemente en las cocinas… etc-, que el resto de plantilla no haya sufrido y esté sufriendo este, en mi opinión "intracaos"), es el que más me hace sufrir, el que me parece más flagrante y menos “VERANEADORES”.

También parece resultarles así a las organizaciones sindicales como UGT o CSIF que aunque ya muy tarde, muy avanzado el verano se han hecho eco de ello. Imagino que también lo habrá hecho en los medios CC.OO., otra fuerza sindical con representación en Paradores, pero esa no lo aseguro porque no deseo exponer aspectos que no haya comprobado. Me pregunto también en este punto si, aunque hubiera sido por una vez –una vez tan grave y necesitada- no se podrían haber cohesionado fuertemente todas las organizaciones sindicales con representación en Paradores, más allá de otros intereses, para conseguir inmediatamente la máxima protección de la plantilla y su descanso, en lugar de verse obligados en tantas ocasiones a alargar sus jornadas ante el exceso de trabajo y la falta de personal.

Y nos han continuado hablando de distancias seguras en la hostelería, mientras nos proponen “eventos para clientes selectos y exclusivos” con compra de entradas en El Corte Inglés, y con “aforos muy reducidos”, y luego lo que vemos son algunos comedores con una gran cantidad de personas cenando sentadas de dos en dos con las espaldas prácticamente pegadas a los comensales de la mesa  contigua. O actuaciones musicales en algún ático abarrotado de personas, simplemente porque están al aire libre. O bodas “altamente seguras” con varias mesas de 16 personas hombro con hombro, etc. Naturalmente no en todos los paradores, sino “a demanda”.


En fin, para qué continuar con esta descripción de temerarios despropósitos en mi opinión, que realmente los trabajadores y trabajadoras sufren y conocen mejor que nadie.

Mi pregunta sería ¿por qué en una plantilla de unos 3.000 trabajadores y trabajadoras estas cosas solo son conocidas por quienes realmente tienen interés en dar un paso más allá y por afecto a ellos y su historia y esfuerzo estamos más atentos? ¿por qué la mayoría de los clientes se van, unos más contentos otros menos, viendo como los trabajadores están exprimidos, (¿podríamos crear también Paradores Explotadores para un futuro calendario?) insuficientes, extenuados en casos, sin reflexionar en esto que en una situación como ésta es tan evidente?

Opino que hay aspectos en la vida que solo pueden silenciarse con sobornos o con miedo. Lo primero queda para mí totalmente descartado en una plantilla en su mayoría tan precaria, tan necesitada, tan cerca del mileurismo. Sin embargo, opino que la palabra "miedo" debería haber sustituido a otras que “se han caído” del precioso escudo de bronce, verde, con las vides diseñadas por Alberto Corazón.

Considero que desde hace muchos años lo peor de Paradores es la gestión destalentada y enrevesada, lo que yo he llamado algunas veces “gestión guillotina” de su mayor valor, de sus recursos humanos (es necesario no incluir aquí a la recién nombrada Directora de Recursos Humanos y Gestión del Talento, María del Rosario Gálvez, a quien no ha dado tiempo a aplicar sus buenas prácticas, si las posee, si tiene intención, y la dejan). Una gestión, desde mi punto de vista opresiva y amedrentadora que en no pocas ocasiones ha puesto a quien sea de patitas en la calle, independientemente de que luego los tribunales lo considerasen improcedente y les obligase a dar altas cantidades indemnizatorias -es igual, paga el pueblo-, y luego todo sigue como si nada, y la abultada fila de directoras de recursos humanos (en su mayoría han sido mujeres) siguen en su sillón como si nada, para acabar desfilando una tras otra. Estos despidos a propio intento, quizá premeditados, con castigo judicial después, en la judicatura tienen un nombre cuando se hace con dinero público, que quizá debiera empezar a utilizarse ya.

Para mí, en mi opinión, solo actitudes como estas, y la necesidad que tenemos casi todos de comer, pagar nuestros gastos más básicos, y sacar a nuestras familias adelante, es lo que puede haber hecho que una plantilla, que incluso no hace mucho era mucho más numerosa, en vez de unirse fuertemente contra lo que hayan padecido injusto para ellos y sus compañeros y compañeras, hayan optado por seguir desempeñando una amabilidad obligada, un silencio impuesto, un recuerdo de la que, en otro tiempo fue sonrisa, y hoy resulta una mueca congelada. Aunque es cierto que, a base supongo de mucho riesgo, y con valentía, cada vez pueden verse más expresiones de trabajadores y trabajadoras que explican como pueden en redes sociales el trato que reciben.

Y para finalizar la operación, llego al “éxito” del verano, y para mí a las inquietantes y desgraciadas preguntas que me hago.

Finalizado agosto (que realmente no pone fin al verano) el presidente de la Red nos informa de lo que ya esperábamos: “Paradores cierra el verano con una ocupación superior a la media de la última década…Paradores es la única gran cadena hotelera española que ha reabierto todos sus establecimientos tras la desescalada…llegándose a ocupar 276.527 estancias, lo que arroja un porcentaje del 77,15%.”... y da las gracias a los trabajadores. Aquí prefiero no escribir.

Como ya sabemos “singles” viajan muy pocos por Paradores, y más en verano y en pandemia, y lo que si lo hacen mucho son parejas, y en muchísimos casos –máxime en vacaciones- con muchos niños y niñas. Como estancias no es igual a personas, pongámosle un niño, por los que puedan haber llevado dos o tres (no olvidemos que es gratis) a las 276.527 estancias declaradas, y convirtámoslas en personas, en 829.581 aproximadamente. Naturalmente personas asintomáticas en cuanto a la Covid19, ya que de haber estado enfermas suponemos que no hubiesen ido o se habría percatado alguien (debemos tener en cuenta que en PARADORES no se ha tomado temperatura alguna a la entrada de sus clientes como, por ejemplo en el Museo del Prado u otros lugares de afluencia turística).

Dada la situación actual de España a la cabeza en Europa en contagios y noveno en la lista mundial, y teniendo en cuenta el objetivo de Paradores de hacerse con el turismo nacional, ¿cuánto pueden haber colaborado casi 100 hoteles repartidos por toda la geografía española y con tan alta ocupación a propagar el virus en personas que se han movido por todo el país?

          ¿Ningún trabajador o trabajadora se han visto afectados por esta gran cantidad de estancias? ¿No ha habido ningún incidente mayor ni confinamiento en ningún Parador? ¿El fin justifica los medios? ¿Es para estar orgullosos? Esas son preguntas que yo me hago, ya que el silencio ha sido total.

Por supuesto el verano no ha terminado´, pero la gente en su mayoría ha vuelto a casa, y lo que es peor, a los trabajos y los niños al colegio; los sanitarios, calculadamente supongo, pues empiezan a ser muy necesarios en sus puestos, han sido sustituidos por el otro objetivo: los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, que también irán pero presupongo que en mucho menor número.

Ahora ofrecen “suites junior” a precios de saldo, “habitaciones únicas” a precios anecdóticos, ofrecen a clientes de siempre que tenemos puntos tan oxidados como las piernas de estar “encerrados”, Paradores a los que no han tenido ni tendrán, acceso Sanitarios ni Fuerzas, etc. Hasta sería posible, por suponer, que se acuerden de los clientes de toda la vida, bastante mayores muchos, y se produzca una especie de milagro como el de los panes y los peces, y se multiplique el valor de los puntos por mucho, para poder seguir llenando algunas habitaciones más y de paso la hucha.

E incluso es posible que “recuerden” algo que llevo clavado en el corazón: y es que existen multitud de cajeras (en su mayoría son mujeres) y cajeros de supermercados en todo el país que, también, o esos sí, han estado -y siguen- en primerísima fila de trinchera, a menos de medio metro, cuando la gente arrasaba día tras día las estanterías de sus establecimientos durante el confinamiento y después, y de las que no sé bien por qué se ha olvidado Paradores. Quizá hayan pensado que con sus míseros sueldos no llegaban ni a los 65 o 75 euros de la oferta hasta diciembre. Un gran y lamentable olvido desde mi punto de vista que se podría restañar ahora que les va a hacer falta... a Paradores.

Otra pregunta que me hago es si los sanitarios y las fuerzas y cuerpos de seguridad nos son tan necesarios siempre, y cada vez más mientras hay menos, ¿por qué no han implantado esta medida para tener más ocupados los establecimientos siempre? ¿Quizá porque ya estábamos otros, aunque fuésemos muchísimos menos, para pagar muchísimo más por las habitaciones? En todo caso una idea quizá podría ser dejar instauradas esas promociones corporativas ya de continuo. Incluyendo a las cajeras y otros olvidados. Ya sabemos que "Paradores es de todos".

Y me hago alguna pregunta preocupante más: ¿han llegado al límite ya con los trabajadores y trabajadoras de la Red contentos de las cifras que les han proporcionado a base de su tremenda exposición y la rebaja del Canon, o cuando decaiga el verano y las cifras volveremos a escuchar el sonsonete macabro amenazador de ERE o ERTE aduciendo que los clientes vamos poco por la pandemia?

Porque hay actuaciones que, desgraciadamente, pueden ser comunes a cualquier directiva de PARADORES, gobierne quien gobierne.

En fin, supongo que esta tragedia (la de la pandemis) algún día disminuirá, y los que estén o estemos vivos volveremos a ver como en Paradores nunca pasa nada… más que a sus trabajadores y trabajadoras. Y que como una especie de ceremonia ensayada, se seguirán cumpliendo los pasos eternos: llego, prometo una cosa u otra más acorde con la supuesta ideología del partido en el poder, cambiamos los carteles, los “amenitiés”, los vasos, los platos… y hasta los uniformes. En este caso, por ejemplo, porque haya que “desinfectarlos” ahora y cambiar la imagen después de lo visto.

Siento una gran tristeza. Las cosas pueden hacerse de una manera u otra y también pueden resultar bien, y esta, en mi criterio, ausencia de nobleza, este miedo, esta sonrisa congelada, me han provocado una herida que ya ha hecho cicatriz, y que duele y dolerá siempre.

 Y, lo que es peor, que, si la vida y el virus me lo permitieran, haría que me costara muchísimo volver a entrar en un Parador. Y que por supuesto, si volviera a hacerlo, sería por lo mismo que lo hice la primera vez, cuando era adolescente y no preveía bichos de este tipo ni de otros, lo haría por volver a ver, a estar con “la gran familia de Paradores”, o lo que de ella quede en esencia, por lo demás PARADORES como marca, seguirá siendo muy rentable para quienes lo sea, pero para mí ha desaparecido. Son una Leyenda.

No estaría mal que en un ataque de nobleza, visto lo visto con según qué clientes, y aún más tristemente, con todas esas trabajadoras y trabajadores que después de haber entregado su vida laboral completa a la Red, estén como locos por dejarla para siempre, debatiéndose en un sentimiento agridulce de sentir mucho alivio al mismo tiempo que pena, por tener que salir por última vez por la puerta de la Casa que han tratado como suya o mejor, sin un adiós institucional, un reconocimiento, una plaquita (debo hacer la excepción aquí de algunos directores de establecimiento que, muy al contrario, su máxima alegría es reengancharse. Debe ser que el trato de estos es distinto ¡enhorabuena para ellos o ellas!). No estaría mal decía, que a ese sin fin de placas vacuas Esentia, Civia, Naturia, Marmitia, Essentia, Tamizia...? que han ido dejando en sus fachadas los diferentes equipos directivos, después de este verano de 2020 añadieran una más que pusiera:

“PARADORES NO ES LUGAR PARA MAYORES”.  
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