“Meten gente nueva,
con contratos a media jornada de 15 días, en departamentos donde se han
jubilado el 75 por ciento de la plantilla, vamos que de la casa quedamos 2-3,
con palizas diarias de trabajo, con gente que no sabe ni doblar una toalla, ni
llevar una bandeja ni pelar un melón, todos con contratos de ayudantes por
supuesto.”
"Qué pasa que tiene que suceder alguna desgracia para que alguien le meta mano a esto? Al final la responsabilidad directa va para los jefes (muchos acaban con depresiones o directamente con excedencias) y el resto comiendo cada día mierda con una pala en un ambiente de trabajo que os podéis imaginar.”
“Siempre hay que poner a los compañeros como escudo, pero muchos no podemos permitirnos el lujo de perder la fuente de ingresos, de recibir represalias... igual que hay límites, ya que antes de la pandemia estábamos mal pero ahora...”
“Espero equivocarme pero está pandemia va a ser la ruina para muchos compañer@s, en qué me baso? : A causa de la presión y el estrés, cuántos van a necesitar ayuda psicológica y psiquiátrica?, lo que vendrá acompañado de bajas por enfermedad, en éste punto a la empresa si dichas bajas son de larga duración, no le importara coger nuevo personal con contratos basura y hará todo lo posible por irse deshaciendo del personal que ha tenido que estar de baja, cuando estos se den nuevamente de alta, con astucia y artimañas sin importar los años que lleves en Paradores…”
Antes de
proseguir con lo que deseo escribir quería aportar para quien pueda tener el
interés en leerlo, que dado que hoy en día vivimos de “titulares” en la información, y por tanto
bastante desinformados; nos han hecho “vagos” para leer, no para nuestro bien,
claro, pero que muchas cuestiones necesitan ser argumentadas para ser más conocidas
y respetadas, y eso no se hace con “titulares”. Por ello pido disculpas por la
imprescindible extensión de mi artículo. Que, por otra parte, puede leerse en
veces.
Y también que
desde que cumplí 14 años hasta los 67 actuales me he identificado, manifestado,
votado y comportado, como una persona progresista, como un hombre de izquierda,
como no podría ser en mi de otra manera viniendo de donde vengo, y siendo quien
soy.
Es decir
que, en teoría, debería estar más contento ahora con la actual presidencia de PARADORES, que con la que durante siete años, anterior a esta, ocupó Doña
Ángeles Alarcó Canosa, ex esposa de D. Rodrigo Rato. Pero pasados ya un año y
dos meses de ese relevo y más en estos momentos que vivimos, la cuestión no me encaja.
Aclarado esto,
quiero decir que si existiera para mí solo una palabra vinculada a la historia
de la Red de Paradores de Turismo de España, sería “nobleza”. Y no me refiero a
la acepción del término en lo que el diccionario define como “clase social
formada por las personas que poseen títulos nobiliarios concedidos por el rey o
heredados de sus antepasados.” (aunque pudiera considerarse así, pues Paradores
fue creada destinada a estas clases, y ocupados durante muchos años de su
historia casi en exclusiva por ellas, por millonarios, y después por
extranjeros, cuyo cambio de su moneda con la nuestra les hacía posible alojarse con gran soltura donde
los españoles “normales” no pisaban más que para trabajar y atenderles). Pero, afortunadamente,
eso pasó, (ahora esa “nobleza” no frecuernta los Paradores, y solo los más "trabajadores" pasean por Paradores cuando les sacan a hacer campañas mediáticas y fotos dentro y fuera de los establecimientos). Es
sabido que estas clases no son muy dadas a mezclarse con las clases medias que con el tiempo
ha ido teniendo acceso a la Red pública.
Yo me
refiero aquí a ese otro concepto de la palabra nobleza, que la señala como un
valor que define a una persona o institución como generosa, digna de
estimación, no grosera, y carente de malos sentimientos o de conductas
enrevesadas, por ejemplo.
Desgraciada
pero inevitablemente, como empresa pública al uso en este país, PARADORES siempre
ha estado muy politizada. También desde la llegada de la democracia ha
continuado muy jerarquizada verticalmente, y sus cargos más relevantes siempre
han coincidido con el color y la cercanía y/o amistad del partido en el poder,
y lamentablemente, con el paso del tiempo cada vez ha llegado esa politización más
allá de las cúpulas directivas; a los propios establecimientos, y dentro de
ellos incluso, a estamentos profesionales menos relevantes orgánicamente que
sus direcciones.
Irremediablemente, sin duda, y en mi criterio no sin intención, este concepto de nobleza al que me refiero se ha ido perdiendo en Paradores de una forma tremenda y considerable, solo comparable a la pérdida de calidad, que, igualmente antes los definía, hasta quedar convertida la Red que he amado y amo -ahora bastante a mi pesar- (hay amores que hacen daño de los que cuesta olvidar su historia), en una cadena hotelera tan normal y corriente como puede serlo cualquiera otra de España, si no fuera por sus dos grandes valores: la edificaciones y enclaves donde se hallan una gran parte de sus establecimientos, privilegio también de la política.
Y sobre todo y ante todo una residual forma de hacer, de un saber hacer (eso que ahora llaman “know-how”) de parte de sus trabajadores y trabajadoras (a esos que algunos llamamos “la gran familia” sin serlo), que aunque ya es muy pequeñita, son todavía capaces de traslucir la esencia que heredaron en otro tiempo, de sus mayores, y de un tipo de formación profesional ya inexistente en la Red. Naturalmente me refiero al “know-how”, al saber hacer, de esas trabajadoras y trabajadores, no al de empresa, que desde mi punto de vista y opinión, desapareció hace tiempo, quedándose en una melé, una confusión o embrollo de acciones y bandazos con muy diferentes resultados dependiendo de quiénes los políticos de turno hayan sentado en los sillones de la Red y sus establecimientos incluso. Y sobre todo mucho marketing, mucho cartel, mucho postureo caro. No hay problema, paga el pueblo.
Irremediablemente, sin duda, y en mi criterio no sin intención, este concepto de nobleza al que me refiero se ha ido perdiendo en Paradores de una forma tremenda y considerable, solo comparable a la pérdida de calidad, que, igualmente antes los definía, hasta quedar convertida la Red que he amado y amo -ahora bastante a mi pesar- (hay amores que hacen daño de los que cuesta olvidar su historia), en una cadena hotelera tan normal y corriente como puede serlo cualquiera otra de España, si no fuera por sus dos grandes valores: la edificaciones y enclaves donde se hallan una gran parte de sus establecimientos, privilegio también de la política.
Y sobre todo y ante todo una residual forma de hacer, de un saber hacer (eso que ahora llaman “know-how”) de parte de sus trabajadores y trabajadoras (a esos que algunos llamamos “la gran familia” sin serlo), que aunque ya es muy pequeñita, son todavía capaces de traslucir la esencia que heredaron en otro tiempo, de sus mayores, y de un tipo de formación profesional ya inexistente en la Red. Naturalmente me refiero al “know-how”, al saber hacer, de esas trabajadoras y trabajadores, no al de empresa, que desde mi punto de vista y opinión, desapareció hace tiempo, quedándose en una melé, una confusión o embrollo de acciones y bandazos con muy diferentes resultados dependiendo de quiénes los políticos de turno hayan sentado en los sillones de la Red y sus establecimientos incluso. Y sobre todo mucho marketing, mucho cartel, mucho postureo caro. No hay problema, paga el pueblo.
En mi
opinión, este difícil verano para todo el mundo no solo para los mandatarios de
Paradores, yo tengo la sensación, y el dolor, de que La Red, más que
sobrevolada por los políticos, hubiese estado “intervenida” . Quizá no sea
baladí la incorporación por parte del presidente del Gobierno al jefe de sus redes sociales (pinchar sobre cada enlace para acceder a noticias al respecto),
y otros miembros cercanos, al Consejo de Paradores, que pudieran ser de gran
agradecimiento y ayuda para unos intereses que, en mi opinión, han estado muy
bien definidos, aunque también desde mi punto de vista otra vez, y esta de forma
muy severa, el fin no haya justificado los medios en tiempo de esta terrible pandemia.
A principios
de junio, unos días antes de la calculada apertura de casi 100 establecimientos
de PARADORES repartidos por toda España y sus islas, y la apertura de las
fronteras al turismo internacional (que ya sabían que no llegaría dado nuestro
índice de contagios de Covid19), el presidente del Gobierno anuncia que como
los mayores no vamos a poder viajar en verano, y aún menos los que padezcamos patologías
que nos hagan aún más vulnerables, y tampoco lo vamos a poder hacer en otoño (resulta una actitud visionaria esta, o quizá lógica y consecuente con la
nefasta gestión política de la pandemia que habían realizado hasta entonces y
que iban a continuar realizando en España en verano hasta convertirnos
actualmente en el primer país europeo más afectado, noveno en la lista de
contagios e inmediatamente detrás de Perú a la fecha que esto escribo¡¡), de la
partida presupuestaria destinada al IMSERSO para el programa de viajes de
mayores, iban a detraer más de 200 millones de euros para subvencionar “y agradecer”
el esfuerzo que los sanitarios y los Cuerpos y Fuerzas de seguridad del Estado,
que habían permanecido tan expuestos por la pandemia, pudieran viajar.
Unos días
después el Presidente de Paradores, Oscar López, declara que el Gobierno va a reducir elcanon anual que le cobra a Paradores hasta 2025; que en 2020 solo pagará 1.000.000
de euros en vez de los 9.000.000 millones más el porcentaje de beneficios que
venía pagando, y así sucesiva y ascendentemente hasta 2025, Un ahorro algo
superior a los 20.000.000 millones de euros para la empresa estatal en los
próximos cuatro años.
A mí me
parece espléndido y deseable, como no puede ser de otra manera, que los
sanitarios y las fuerzas de seguridad del estado tengan vacaciones en época de
pandemia y siempre. Pero me hubiese parecido mejor, que lejos de demagogias interesadas, con
esa “reorientación” de millones destinados a atender socialmente a los mayores
del país, les hubieran agradecido de verdad su labor en la que les viene encima
a estos colectivos, colaborando a apoyarles en sus puestos de trabajo, mejorando
sus instalaciones, dotándoles del material necesario para trabajar con
seguridad, contratando personal, convocando oposiciones… en definitiva
creándoles una cierta seguridad de trabajo y vida; que seguro que las
vacaciones ya se las hubieran resuelto ellos. Pues, si no, todo se queda en
aplausos a las 20 horas. Y los “mayores encerrados” en verano y en invierno, hubiésemos
considerado mejor empleado nuestro dinero público, el que sale de nuestros
impuestos, pues les hubiese beneficiado a los profesionales y a nosotros en lo
que ya se sabía que se iba a producir.
Pero, claro
está, con eso no conseguían poner “el cebo” a una cantidad ingente de personas
que habitualmente no se alojan en Paradores, que tenían necesidad de airearse
como fuera, y que se iban a convertir en turismo nacional. Todo queda en Casa…
como los mayores y las personas de alto riesgo.
En este
punto deseo expresar que la orientación estrictamente comercial de la cuestión
no merece otra cosa distinta que la enhorabuena dado el resultado, y que
intentando abstraernos de todo lo que ha sucedido en PARADORES en estos meses,
y lo que quede, a base de tirar las tarifas,etc. ayudada por lo que yo
considero una campaña de publicidad tan engañosa como innoble, ha conseguido el
resultado planificado por el Estado con sus propios hoteles (esos que dice el
presidente de Paradores que son nuestros, de los mayores también).
Desgraciadamente
los hoteleros privados que se han atrevido a abrir, no han conseguido más que
pérdidas. Pero ya es sabido: el que tiene la sartén por el mango y las cocinas
también y a quienes tienen que dejarse el pellejo en ellas, o en estos momentos
algo más, y en cualquier otro departamento de la Red, hace lo que quiere. Más
allá, reitero, de que el fin no justifique los medios (pocos).
Creo, estoy seguro, de que hubiese sido ese un buen momento para que el presidente de la Red y su cuerpo directivo alrededor, en el ejercicio de la nobleza, hubiese dicho algo así como vamos a abrir la Red de Paradores al completo aunque más allá de la economía, los momentos sanitarios son muy difíciles, peligrosos y confusos, y precisamente por eso, les advertimos de que el turismo seguro no existe con una pandemia y España a la cabeza de ella.
Que nosotros
vamos a adoptar las medidas que podamos con una plantilla con 1000 miembros
menos; que nuestra consigna es no contratar personal o contratar lo menos
posible pues la mayoría de nuestros trabajadores también tienen derecho a
vacaciones que, lógicamente, no nos han “regalado”. Que, como saben nuestros
clientes fieles (que es distinto a “fidelizados” por una tarjeta que les han
hecho probablemente la única vez que han estado y vayan a estar, pero que,
claro, les viene de perlas al marketing para las estadísticas, el bulto y la
posverdad) una gran parte de nuestros establecimientos están muy necesitados de
reformas profundas en instalaciones fundamentales.
Que nuestra excelente
plantilla, aunque es el valor que nos saca adelante siempre, está compuesta en gran
parte de trabajadores y trabajadoras que reúne una media de edad alta,
arriesgada, que todos, jóvenes y mayores, son muy pocos y pocas para los que necesitaríamos
siempre para atenderles, pero ahora son muchos menos con lo que se debe hacer. Que
les garantizamos que lo van a intentar dejándose si es preciso la salud física
y psíquica en ello, si es que, desafortunadamente, no se dejan algo más.
Que vamos a comprar
todo lo que haga falta (Paradores compradores. En Paradores comprar es una
palabra y una actitud que parece, por lo demostrado en su historia, gustar mucho
en las alturas), y que van a encontrar ustedes unas pequeñas mamparas en las
recepciones, mascarillas y gel hidroalcohólico a placer. Y que trataremos de
mantener la mayor pulcritud posible con el escaso personal de que contamos en
relación con el que necesitaríamos.
Que las
distancias y las medidas de seguridad que nos han informado a todos, deberán
mantenerlas ustedes con lo poco que podremos ayudar nosotros, pues PARADORES no
fue construida ni organizada pensando en una pandemia, ni tan siquiera en la de
la mal llamada, (pues fue de Kansas) Gripe Española que sucedió 10 años antes
de su creación, ni en la superpoblación que actualmente tiene España.
Que, por
tanto, PARADORES no es un turismo más seguro ni menos que otros, si acaso,
dependiendo de dónde se encuentren estarán más o menos expuestos ustedes al
virus. Pero nosotros estamos deseando que vengan, y que sean obedientes con
nuestras instrucciones, y les proporcionaremos la estancia más feliz posible…
Desgraciadamente,
muy por el contrario se empiezan a utilizar titulares como “Paradores más
seguros que nunca”. Es decir que quienes llevan toda una vida veraneando,
hibernando, "puenteando" etc. en Paradores han estado más inseguros que en la macabra
pandemia en la que vivimos y no lo sabíamos ¡Pues vaya “know-how”! Menos mal
que hemos sobrevivido.
Se expanden
hasta la saciedad videos publicitarios imposibles, incluso donde se comprometen
(en estos tiempos en Paradores una imagen debería ser un compromiso) a que,
supongo que un miembro de recepción enguantado, sale a la puerta del Parador
cuando se llega, y pone una alfombrilla (supongo que pretendidamente desinfectante) para que las
ruedas de nuestro equipaje no contaminen el interior. Pero, por dios, si en
gran parte de los casos cuando no hay avalancha (que ha sido frecuentísima
según en qué Paradores, muchas veces completos al 100% de su alojamiento) tienen
que sustituir a la única persona que se halla en Recepción durante media hora
para que pueda comer o cenar. Cuando todo aquello que se iba a evitar en los
trámites en las recepciones se ha quedado en la mitad de la mitad, y cuando
justo por la mitad de las minipantallas protectoras y sin guardar distancia
alguna es por donde asoman la cabeza los numerosísimos clientes que acuden al
reclamo de la “minitarifa” y el “agradecimiento sanitario”, incluso entendiendo
por sanitario dentistas y ópticos, muy respetables, pero no desde luego del
estrés proclive a la primera línea de aguante. En el video, claro, nos muestran
una maravillosa parejita joven a dos metros de la recepción y solos…
Nos enseñan
distancias imposibles y “tempos” de hace medio siglo, cuando la realidad es que
una inmensa cantidad de personas que llegan lo hacen a las diez de la mañana o
antes, porque la clientela de cualquier lugar también necesita su propio “know-how”,
su propio saber hacer y estar, y eso, a menudo se adquiere por costumbre. Y no
comprenden unos, otros no están dispuestos a hacerlo, si van por primera vez a
hoteles “lujosos” por qué no pueden usar la piscina cuando quieran, y muchos no
lo respetan, y se producen aglomeraciones. Tampoco por qué tienen que desayunar
en turnos tan reducidos como media hora, y muchos, claro está, no lo respetan,
y discuten, y para discutir se acercan, claro, etc. Y además no se resuelven
bien estas circunstancias (sálvese quien pueda, ya que hablamos de casi 100
Paradores, y aquí es preciso no generalizar) pues el Manual… de Paradores repite hasta la
saciedad que ante todo y sobre todo el cliente tiene que irse contento ¿incluso
a riesgo de contagiar a quien sea? me pregunto yo. O de hacerlo con un trabajador o
trabajadora que se arriesgue a reprimirles?
Y nos
enseñan en el video las habitaciones, haciéndose por dos camareras de pisos
echando humo viricida por todas partes, y pegando etiquetas por doquier con una
parsimonia como de ballet clásico. Eso personalmente me resulta insultante
cuando hace décadas que, sin dejar de ir a Paradores, no he visto más que a una
camarera de piso haciendo la habitación, y además muchas habitaciones para la
misma, y en muchísimos casos bastante mayores, maltrechas, deslomadas, pues son
muchos los miles de camas que llevan a sus espaldas.
Y ahora una
sola igualmente –y porque no se puede poner ante la escasez, media- debería
hacer lo mismo de siempre pero con todo ese supuesto protocolo anticovid añadido. No sale
la ecuación. Y Ya no digamos con el improvisado tipo de cliente que, dada la
situación, utiliza Paradores como un resort, que no sale prácticamente de las
instalaciones, y cuando llega, antes de las diez en muchos casos, reitero, pide
su habitación, y claro, generalmente no se ha ido el cliente anterior, y si se
ha ido, el compañero o compañera de recepción, supongo que lo más amablemente
que pueden pues ya se conocen “la tostada” les urgen a las camareras que hagan la habitación,
y naturalmente la que echa humo es la destrozada trabajadora, pues es
absolutamente imposible dar para más. Y luego “la ceremonia de “etiqueteo”, que
naturalmente habrá costado lo suyo…las etiquetas me refiero, y que lleva su
tiempo...
El video
termina con las palabras del más alto mandatario de Paradores diciendo que están
preparados para ofrecernos la misma calidad y excelencia que les caracteriza
desde 1928. Eso desafortunadamente tampoco es cierto porque no puede serlo, y
me temo que ya no lo volverá a ser nunca más.
Desgraciadamente,
este apartado de las camareras de piso (sin querer decir, ni mucho menos, -imagínense
las imposibles distancias de los camareros y camareras de comedor que nos
promete el video, o los más de 40 grados que se pueden alcanzar frecuentemente
en las cocinas… etc-, que el resto de plantilla no haya sufrido y esté
sufriendo este, en mi opinión "intracaos"), es el que más me hace
sufrir, el que me parece más flagrante y menos “VERANEADORES”.
También parece
resultarles así a las organizaciones sindicales como UGT o CSIF que aunque
ya muy tarde, muy avanzado el verano se han hecho eco de ello. Imagino que
también lo habrá hecho en los medios CC.OO., otra fuerza sindical con
representación en Paradores, pero esa no lo aseguro porque no deseo exponer
aspectos que no haya comprobado. Me pregunto también en este punto si, aunque
hubiera sido por una vez –una vez tan grave y necesitada- no se podrían haber
cohesionado fuertemente todas las organizaciones sindicales con representación
en Paradores, más allá de otros intereses, para conseguir inmediatamente la
máxima protección de la plantilla y su descanso, en lugar de verse obligados en
tantas ocasiones a alargar sus jornadas ante el exceso de trabajo y la falta de
personal.
Y nos han
continuado hablando de distancias seguras en la hostelería, mientras nos
proponen “eventos para clientes selectos y exclusivos” con compra de entradas
en El Corte Inglés, y con “aforos muy reducidos”, y luego lo que vemos son algunos
comedores con una gran cantidad de personas cenando sentadas de dos en dos con
las espaldas prácticamente pegadas a los comensales de la mesa contigua. O actuaciones
musicales en algún ático abarrotado de personas, simplemente porque están al
aire libre. O bodas “altamente seguras” con varias mesas de 16 personas hombro
con hombro, etc. Naturalmente no en todos los paradores, sino “a demanda”.
En fin, para
qué continuar con esta descripción de temerarios despropósitos en mi opinión, que
realmente los trabajadores y trabajadoras sufren y conocen mejor que nadie.
Mi pregunta
sería ¿por qué en una plantilla de unos 3.000 trabajadores y trabajadoras estas cosas solo son
conocidas por quienes realmente tienen interés en dar un paso más allá y por
afecto a ellos y su historia y esfuerzo estamos más atentos? ¿por qué la mayoría de los
clientes se van, unos más contentos otros menos, viendo como los trabajadores están
exprimidos, (¿podríamos crear también Paradores Explotadores para un futuro calendario?) insuficientes, extenuados en casos, sin reflexionar en esto que en una
situación como ésta es tan evidente?
Opino que
hay aspectos en la vida que solo pueden silenciarse con sobornos o con miedo.
Lo primero queda para mí totalmente descartado en una plantilla en su mayoría tan
precaria, tan necesitada, tan cerca del mileurismo. Sin embargo, opino que la
palabra "miedo" debería haber sustituido a otras que “se han caído” del precioso
escudo de bronce, verde, con las vides diseñadas por Alberto Corazón.
Considero
que desde hace muchos años lo peor de Paradores es la gestión destalentada y enrevesada,
lo que yo he llamado algunas veces “gestión guillotina” de su mayor valor, de
sus recursos humanos (es necesario no incluir aquí a la recién nombrada
Directora de Recursos Humanos y Gestión del Talento, María del Rosario Gálvez,
a quien no ha dado tiempo a aplicar sus buenas prácticas, si las posee, si
tiene intención, y la dejan). Una gestión, desde mi punto de vista opresiva y
amedrentadora que en no pocas ocasiones ha puesto a quien sea de patitas en la
calle, independientemente de que luego los tribunales lo considerasen
improcedente y les obligase a dar altas cantidades indemnizatorias -es igual, paga
el pueblo-, y luego todo sigue como si nada, y la abultada fila de directoras
de recursos humanos (en su mayoría han sido mujeres) siguen en su sillón como si
nada, para acabar desfilando una tras otra. Estos despidos a propio intento, quizá premeditados, con castigo judicial después, en la judicatura tienen un nombre cuando se hace con dinero público, que quizá debiera empezar a utilizarse ya.
Para mí, en
mi opinión, solo actitudes como estas, y la necesidad que tenemos casi todos de
comer, pagar nuestros gastos más básicos, y sacar a nuestras familias adelante,
es lo que puede haber hecho que una plantilla, que incluso no hace mucho era
mucho más numerosa, en vez de unirse fuertemente contra lo que hayan padecido
injusto para ellos y sus compañeros y compañeras, hayan optado por seguir
desempeñando una amabilidad obligada, un silencio impuesto, un recuerdo de la
que, en otro tiempo fue sonrisa, y hoy resulta una mueca congelada. Aunque es
cierto que, a base supongo de mucho riesgo, y con valentía, cada vez pueden
verse más expresiones de trabajadores y trabajadoras que explican como pueden
en redes sociales el trato que reciben.
Y para
finalizar la operación, llego al “éxito” del verano, y para mí a las inquietantes
y desgraciadas preguntas que me hago.
Finalizado
agosto (que realmente no pone fin al verano) el presidente de la Red nos informa de lo que ya esperábamos: “Paradores cierra el verano con una ocupación
superior a la media de la última década…Paradores es la única gran cadena
hotelera española que ha reabierto todos sus establecimientos tras la
desescalada…llegándose a ocupar 276.527 estancias, lo que arroja un porcentaje
del 77,15%.”... y da las gracias a los trabajadores. Aquí prefiero no escribir.
Como ya
sabemos “singles” viajan muy pocos por Paradores, y más en verano y en
pandemia, y lo que si lo hacen mucho son parejas, y en muchísimos casos –máxime
en vacaciones- con muchos niños y niñas. Como estancias no es igual a personas,
pongámosle un niño, por los que puedan haber llevado dos o tres (no olvidemos
que es gratis) a las 276.527 estancias declaradas, y convirtámoslas en
personas, en 829.581 aproximadamente. Naturalmente personas asintomáticas en
cuanto a la Covid19, ya que de haber estado enfermas suponemos que no hubiesen
ido o se habría percatado alguien (debemos tener en cuenta que en PARADORES no se ha
tomado temperatura alguna a la entrada de sus clientes como, por ejemplo en el
Museo del Prado u otros lugares de afluencia turística).
Dada la
situación actual de España a la cabeza en Europa en contagios y noveno en la
lista mundial, y teniendo en cuenta el objetivo de Paradores de hacerse con el
turismo nacional, ¿cuánto pueden haber colaborado casi 100 hoteles repartidos
por toda la geografía española y con tan alta ocupación a propagar el virus en
personas que se han movido por todo el país?
¿Ningún
trabajador o trabajadora se han visto afectados por esta gran cantidad de
estancias? ¿No ha habido ningún incidente mayor ni confinamiento en ningún
Parador? ¿El fin justifica los medios? ¿Es para estar orgullosos? Esas son preguntas que yo me hago, ya que el silencio ha sido total.
Por supuesto
el verano no ha terminado´, pero la gente en su mayoría ha vuelto a casa, y lo
que es peor, a los trabajos y los niños al colegio; los sanitarios,
calculadamente supongo, pues empiezan a ser muy necesarios en sus puestos, han
sido sustituidos por el otro objetivo: los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del
Estado, que también irán pero presupongo que en mucho menor número.
Ahora
ofrecen “suites junior” a precios de saldo, “habitaciones únicas” a precios
anecdóticos, ofrecen a clientes de siempre que tenemos puntos tan oxidados como
las piernas de estar “encerrados”, Paradores a los que no han tenido ni tendrán,
acceso Sanitarios ni Fuerzas, etc. Hasta sería posible, por suponer, que se
acuerden de los clientes de toda la vida, bastante mayores muchos, y se
produzca una especie de milagro como el de los panes y los peces, y se multiplique
el valor de los puntos por mucho, para poder seguir llenando algunas
habitaciones más y de paso la hucha.
E incluso es
posible que “recuerden” algo que llevo clavado en el corazón: y es que existen
multitud de cajeras (en su mayoría son mujeres) y cajeros de supermercados en
todo el país que, también, o esos sí, han estado -y siguen- en primerísima fila
de trinchera, a menos de medio metro, cuando la gente arrasaba día tras día las
estanterías de sus establecimientos durante el confinamiento y después, y de
las que no sé bien por qué se ha olvidado Paradores. Quizá hayan pensado que
con sus míseros sueldos no llegaban ni a los 65 o 75 euros de la oferta hasta
diciembre. Un gran y lamentable olvido desde mi punto de vista que se podría
restañar ahora que les va a hacer falta... a Paradores.
Otra
pregunta que me hago es si los sanitarios y las fuerzas y cuerpos de seguridad
nos son tan necesarios siempre, y cada vez más mientras hay menos, ¿por qué no
han implantado esta medida para tener más ocupados los establecimientos
siempre? ¿Quizá porque ya estábamos otros, aunque fuésemos muchísimos menos,
para pagar muchísimo más por las habitaciones? En todo caso una idea quizá
podría ser dejar instauradas esas promociones corporativas ya de continuo.
Incluyendo a las cajeras y otros olvidados. Ya sabemos que "Paradores es de todos".
Y me hago
alguna pregunta preocupante más: ¿han llegado al límite ya con los trabajadores
y trabajadoras de la Red contentos de las cifras que les han proporcionado a
base de su tremenda exposición y la rebaja del Canon, o cuando decaiga el verano y las cifras
volveremos a escuchar el sonsonete macabro amenazador de ERE o ERTE aduciendo que los
clientes vamos poco por la pandemia?
Porque hay
actuaciones que, desgraciadamente, pueden ser comunes a cualquier directiva de
PARADORES, gobierne quien gobierne.
En fin,
supongo que esta tragedia (la de la pandemis) algún día disminuirá, y los que estén o estemos vivos
volveremos a ver como en Paradores nunca pasa nada… más que a sus trabajadores
y trabajadoras. Y que como una especie de ceremonia ensayada, se seguirán
cumpliendo los pasos eternos: llego, prometo una cosa u otra más acorde con la
supuesta ideología del partido en el poder, cambiamos los carteles, los “amenitiés”,
los vasos, los platos… y hasta los uniformes. En este caso, por ejemplo, porque
haya que “desinfectarlos” ahora y cambiar la imagen después de lo visto.
Siento una gran
tristeza. Las cosas pueden hacerse de una manera u otra y también pueden
resultar bien, y esta, en mi criterio, ausencia de nobleza, este miedo, esta
sonrisa congelada, me han provocado una herida que ya ha hecho cicatriz, y que
duele y dolerá siempre.
Y, lo que es peor, que, si la vida y el virus
me lo permitieran, haría que me costara muchísimo volver a entrar en un
Parador. Y que por supuesto, si volviera a hacerlo, sería por lo mismo que lo
hice la primera vez, cuando era adolescente y no preveía bichos de este tipo ni
de otros, lo haría por volver a ver, a estar con “la gran familia de Paradores”,
o lo que de ella quede en esencia, por lo demás PARADORES como marca, seguirá
siendo muy rentable para quienes lo sea, pero para mí ha desaparecido. Son una Leyenda.
No estaría
mal que en un ataque de nobleza, visto lo visto con según qué clientes, y aún
más tristemente, con todas esas trabajadoras y trabajadores que después de
haber entregado su vida laboral completa a la Red, estén como locos por dejarla
para siempre, debatiéndose en un sentimiento agridulce de sentir mucho alivio
al mismo tiempo que pena, por tener que salir por última vez por la puerta de
la Casa que han tratado como suya o mejor, sin un adiós institucional, un
reconocimiento, una plaquita (debo hacer la excepción aquí de algunos
directores de establecimiento que, muy al contrario, su máxima alegría es
reengancharse. Debe ser que el trato de estos es distinto ¡enhorabuena para ellos o
ellas!). No estaría mal decía, que a ese sin fin de placas vacuas Esentia, Civia, Naturia, Marmitia, Essentia, Tamizia...? que han ido
dejando en sus fachadas los diferentes equipos directivos, después de este
verano de 2020 añadieran una más que pusiera:
“PARADORES
NO ES LUGAR PARA MAYORES”.
Muchas gracias. Admirable artículo en claridad, conocimiento, coherencia y exposición. Sin duda entiende usted bastante de nobleza, y de Paradores de los que ya también conozco bastante.
ResponderEliminarBueno, el resultado ya está en todos los medios ¿no? Pero no me refiero al de los miles y miles de "VERANEADORES" a tarifas pequeñitas (muchos pocos hacen un mucho, ya presume el presidente de ello), me refiero a la tremenda propagación de la pandemia en España tras el "verano oficial". Yo me pregunto ¿pero no les dará vergüeza presumir de estos "éxitos", que además no van a beneficiar nada a los trabajadores?
Y todavía tenemos que leer en el perfil de twitter de la directora de Comunicación, Relaciones Institucionales, Marca y Sostenibilidad at Paradores, que está extrañada de la cantidad de casos de Covid19 que tiene alrededor a diferencia de la primera ola. Quizá tengamos que de apelar a la nobleza para entenderlo.
Pero bueno, qué tomadura de pelo es esta, quién miente, cuándo y cuánto?
ResponderEliminarTodavía no acabamos de parar de leer y escuchar noticias como estás, ( “Paradores cierra el verano con una ocupación superior a la media de la última década” . “Paradores es la única gran cadena hotelera española que ha reabierto todos sus establecimientos tras la desescalada llegándose a ocupar 276.527 estancias, lo que arroja un porcentaje del 77,15%.”. “Paradores supera con nota el peor verano de las últimas décadas” Paradores vende este verano más habitaciones que el año pasado”) y ahora nos dicen todo lo contrario, y se gastan esta verdadera millonada de dinero público para propaganda de nuevo y para cajas regalos. Y ahora nos cuentan por la prensa que ““PARADORES SE PREPARA PARA RECUPERAR EL TURISMO PERDIDO CON NUEVAS WEB, APLICACIÓN Y CAJAS REGALO. LA EMPRESA PÚBLICA GASTARÁ 1,7 MILLONES DE EUROS EN RENOVAR SU ESTRATEGIA COMERCIAL DE CARA A 2021.”
Pero ¿No sería mejor que contrataran trabajadores de este país que los está pasando tan tremendamente mal?¿Que pudieran atender un poco mejor a la clientela, si es que se atreve a ir,a ir, teniendo servicio? ¿Qué pagaran un poquito mejor a los trabajadores para incentivarles estos terribles que están pasando?
¿Es que PARADORES todo lo apaña gastándose más dinero de los españoles, en vez de hacerlo llegar a los españoles?
Si no van a beneficiar más que a unos pocos, ¿No sería mejor que el Gobierno lo invirtiera en la necesitadísima Sanidad, o en atender a la grave y creciente pandemia?
Por favor señores, que somos el país con más contagios y muertes en Europa.
Ahora que ya ha pasado el verano, se empiezan a oír voces que denuncian,a posteriori, que se ha primado la economía por encima de la salud y es verdad: de aquellos polvos estos lodos de la segunda oleada. No ha habido sitio seguro ni para trabajadores ni para clientes, y no lo va a haber mientras tengamos un virus descontrolado y unos políticos mirando para la Bolsa. Y con estos colores descoloridos ahora han puesto la mira en el otoño: de estas hojas caídas las futuras UCIs de mañana mientras se hace caja sin miramientos.
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