LA GRAN FAMILIA

LA GRAN FAMILIA

sábado, 21 de diciembre de 2013

LA NAVIDAD EN EL PARADOR DE ARCOS DE LA FRONTERA; ¡ENCARNADAMENTE PARADORES!

(Reedición)

No hay mejor ni peor cuando algo es incomparable, irrepetible, único...

Desde muy temprana edad me gusta el ballet, el baile; el español, mal llamado flamenco, no tanto, pero cuando aún no contaba veinte años, ver a Antonio, aquel mítico bailarín español sin parangón en el mundo, dando preciosos, precisos, estudiados, inigualables saltos sobre las casas blancas de Arcos de la Frontera, al compás nada menos que de la música de D. Manuel de Falla, nacido a menos de 80 kilómetros, se escapa de cualquier canon del baile para instalársele a uno en la memoria para siempre. No dejéis de ver la filmación, existe, la dirigió Valerio Lazarov para la Televisión Española.
 
Faltaban tres años para la muerte de Franco y también a Antonio se le quedó en la memoria la grabación en Arcos para toda su vida, pues perfeccionista, exigente e impaciente y ¿por qué no? divo, como fue, en un momento de ella, en la Plaza del Cabildo, ante un inconveniente, contrariado, soltó un “me c… en los clavos de Cristo”, fue denunciado por un cabo de la policía municipal, le acusaron de blasfemo, y las fuerzas vivas, vivamente religiosas al parecer, le mandaron a la mazmorra allí mismo, hasta que Franco -de quien era bailarín predilecto- le indultó, convirtiendo así la propia grabación, desde mi punto de vista, en algo más truculento e irreal que la propia historia del corregidor y la molinera que Antonio bailó como nadie. Estábamos en 1972, parece mentira pero no, fue así. Bueno, ahora, en 2013, cuarenta y nueve años después también parecen mentira otras cosas similares ¡Y vaya si son verdad!
Desde entonces, desde aquella filmación en1972 de “El Sombrero de tres picos” en Arcos de la Frontera me impactó la localidad, y quise ir a ella. Deberían pasar, a decir verdad, muchos acontecimientos y muchos años en mi vida, hasta que el día de Navidad del año pasado, 2012, me condujera mi querido Jesús, ascendiendo por sus estrechísimas calles, empinadas, blanquísimas, hasta llegar a la Plaza del Cabildo donde, precisamente, se encuentra una incomparable casa blanca, antigua Casa del Corregidor, privilegiado balcón al Guadalete, que es nada menos que el PARADORDE TURISMO DE ARCOS DE LA FRONTERA, inaugurado en 1966, seis años antes de la blasfemia antoniana.
No soy dado en absoluto a esas listas, subjetivas siempre, interesadas desde luego, solamente “justificadas” en un marketing para mi indeseable, de “los 10 primeros/mejores/brillantes, etc. Paradores”.
PARADORES fue concebido, construido, imaginado, creado de tal forma que su esencia se encuentra en la singularidad, en lo incomparable, en lo privilegiado del emplazamiento, en lo único, en lo que no podía hacer nadie más que no fuese el estado español. Y si hubiese alguna duda de ello, no hay más que ir al Parador de Arcos y asomarse a sus balcones…
No hay mejor ni peor cuando algo es incomparable, irrepetible, único. PARADORES siempre ha llevado adjunta la palabra “red”, que, además de para enredarme a mí y a muchos más para toda la vida, significa conjunto inseparable. Están entrelazados unos con otros, de tal forma que “el mejor o peor” lo hace la red junta, y si Andalucía brilla, por ejemplo, sale el sol en Galicia, porque donde los usuarios, los clientes, los amigos, los amantes… de Paradores queremos ir es a la RED DE PARADORES, completa, no rota ni deshilachada ¡Coleccionarla, amarla! Y cuando cierran uno, por ejemplo Puerto Lumbreras, cortan un trozo de la red y por ahí se escapa el pescado, y se escapan los clientes, que aborrecemos que nos hagan heridas en la Historia, en lo nuestro, en España.
Me resulta por tanto muy difícil escribir lo que sigue, pero quiero dejarlo muy claro, pues muy oscuro lo vi las Navidades pasadas. Tanto que por si no llegaba a ver el Parador de Arcos de la Frontera en Cádiz en vida, cambié mi ruta navideña a última hora ante el miedo, el terror que producían las noticias diarias emanadas de la Dirección de Paradores, de que el Parador de Arcos de la Frontera podía a ser uno de los que amenazaban con cerrar para siempre ¡Así como suena, cerrar Arcos!
No hacía falta haber ido para lo que ya sabía, pero después de hacerlo, y después de haberme hecho prácticamente la Red de Paradores completa  desde agosto de 2009, en una ruta que dejé interrumpida en 1987, podría decir que si me pusieran un puñal a la espalda –de otra forma no suelo yo decir qué Parador me gusta más o menos- para que declarara en qué lugar pondría yo en la Red de Paradores de Turismo de España al de Arcos de la Frontera, y en mi vida, diría que sin duda entre los cinco primeros. Y entre ellos, miles de dudas sobre en qué lugar situarlo.
Es decir que cualquier cosa que yo pueda deciros aquí sobre el es pálida, incapaz; el Parador de Arcos de la Frontera es puramente Paradores, en lo mejor de su esencia, en lo mejor de la Red, y eso solo se percibe cuando se está dentro, y solo cuando se está dentro de Paradores como el de Arcos se sabe los que es ese lujo de la Historia de España que se llama ¡PARADORES! Y que ha generado una forma de trabajar, una forma de ser, una forma de estar, una familia hostelera, que la navidad pasada me hizo pasar, no ellos sino su revés, una de las navidades más amargas de mivida.
Precisamente por eso he tardado un año entero en poder escribir este artículo, en poder ver estas fotos, porque la sola sospecha de que alguna vez en mi vida, en lo que dure esta, no pudiera volver a entrar en el Parador de Arcos, a ser acunado, envuelto, por todo lo que viví en esos días de navidad pasados, me haría querer irme despegando de la Red por no sufrir más, como me empeñé en no volverá querer a ninguna otra persona cuando perdí a mi primera pareja, hace 26 años, hasta que apareció Jesús hace dieciocho, de quien me resistí como gato panza arriba, hasta el momento que me di cuenta de que era el único hombre sobre la tierra con el que quería volver a Paradores ¡Y vaya si me devolvió a ellos!
Y fue Jesús por tanto quien me situó el 25 de diciembre pasado en la Plaza del Cabildo de Arcos de la Frontera.
Siempre he pensado que la Red de Paradores debería elegir uno de ellos para, sin cerrarlo al público naturalmente, hacer de el un Museo de Paradores. No me refiero a un Parador-Museo, que eso ya está inventado, y muy bien por cierto, y me gusta mucho recorrerlos así. No, me refiero a un lugar que fuera como el perfume, el extracto, la esencia, de todo aquello que no hay palabras para describirlo; en el que las cafeteras, por ejemplo, fuesen las de alguna época pasada, los uniformes fuesen variando para hacer vivos los que ya no lo están, incluso las costumbres… donde los clientes, los estudiosos, los amantes de Paradores, el público en general, pudiera revivir, como una tarde en el teatro, PARADORES. Igual que la Casa Loewe, o Dior, o Chanel hacen reediciones conmemorativas de sus fragancias míticas en tiradas pequeñas, o Cola-Cao vuelve a presumir de su lata de posguerra…
Que un gran “director o directora de escena” de esos que Paradores alberga tantos entre sus plantillas, incluso un “doctor o doctora honoris causa” ya jubilados, recrease ese MUSEO PERMANENTE DE DE PARADORES. Y siempre que lo sueño, que lo proyecto, tiene, invariablemente, dos lugares posibles: El Parador Nacional de Gredos y el Parador Nacional de Arcos. Si algún día alguien recoge la idea, me presto al atrezo de cliente sempiterno.
Y si es imposible elegir un Parador no entre 100 sino entre 5 ¡Cómo podría elegir un solo miembro de su “gran familia”! ¡He visto tantos por los que firmaría ya para que fuesen familia mía de verdad! Pero sí estoy seguro de no equivocarme si, precisamente en el Parador de Arcos de la Frontera elijo una trabajadora en representación de todos; que al mirarla, al escucharla, al ver sus formas y maneras, al oírla hablar del Parador, de la red, al presenciarla callar lo que, seguramente, le gustaría decir, gritar probablemente, pero por respeto, por esa discreción que les es común a los portadores de la “P” calla; a esa andaluza, lorquiana podría decir, madre coraje para mí, esa “Bernarda Alba” de Paradores como yo la he situado en mi escenografía vital, llamada Encarna Serrano.
Encarna es “bailenera”, no podría ser de otro lugar para representar en mi geografía de Paradores lo que representa. Bailén es cuna de ellos, y Encarna es esencia, perfume de todo aquella familia que por edad no he podido llegar a conocer desde sus principios, pero que conozco plenamente porque en Paradores todavía quedan muchas, muchos como ella, y porque  muchos de los que han legado después, han sido “encarnados”, “alberguizados”, “paradorizados”.
A Encarna Serrano no se la puede describir, hay que verla en acción… ¡y es mucha la acción! En mis sueños imposibles, en ese juego tonto que, supongo alguna vez habremos hecho casi todos de ¡Si yo fuera el que mandara más en la vida por un día! Yo pondría a Encarna Serrano por ese día de presidenta de Paradores. No le haría falta más para contagiar, para dejar marcadas las líneas maestras ¡maestras como ella! de lo que debe ser Paradores, que no es ni más ¡ni menos! que lo que fue.
Gracias Encarna, he tardado un año en decírtelo, pero es que ha sido un año muy malo para Paradores y no me salía porque me fui llorando de miedo de Arcos.
Llegados a este punto me siento tan incapaz como al principio de poder transmitiros lo que es Arcos de la Frontera como lugar, y como tierra de Paradores, como. Estoy completamente seguro de que la visión de los videos que acompañan este artículo, nacido de mi cámara, por tanto de mi visión personal, y de mi corazón, lo van a hacer mejor que mis palabras, y a ello colabora definitivamente la música de D. Manuel de Falla ¡Seguro que vais a ir a Arcos si no los habéis hecho ya!
No quería despedirme sin escribir de algo, que de alguna manera ya he apuntado antes, y que he visto escrito estos días de atrás en la prensa:
Paradores de Turismo acometerá en breve la división de los 94 hoteles que posee en España en dos categorías. Solo 27 serán de primera, y los 67 restantes, de segunda..” (http://www.lavozdegalicia.es/noticia/galicia/2013/11/17/solo-baiona-hostal-santo-estevo-seran-paradores-primera/0003_201311G17P12991.htm)
Recordé una canción de cuando iba de excursión, de niño, comenzaba así, y voy a permitirme añadir Parador a conductor:
“Para ser conductor (Parador) de primera
Acelera, acelera.
Para ser conductor (Parador) de segunda
Ten cuidado con las curvas…”
Realmente no nos termina de encajar la cancioncilla como banda sonora de la noticia, pues si a Paradores se les aplican las curvas, generalmente, cuanto más curvas, al final de ellas, nos encontramos con un establecimiento más incomparable, de categoría única, en un lugar privilegiado e irrepetible como, queda dicho, es Arcos de la Frontera, por ejemplo.
Si existe una palabra, un calificativo que jamás en mi vida pondría a continuación de un Parador es…”de segunda”. Eso vale para el futbol, o para los chorizos (embutidos digo), pero Paradores nacieron de primera, y de primera llevan ochenta y cinco años siendo, (ahora tratan de conmemorarlos), y no me refiero al lujo, que tampoco les falta, sino a su irrepetibilidad, a su singularidad, a su incomparabilidad, y su leyenda.
Según apunta la noticia ¿debemos entender, por ejemplo, que el Monasterio de San Vicente Do Pino, Parador deMonforte, o la Torre del Homenaje Parador de Vilalba, son “de segunda”, por no mencionar otros como el de Arcos de la Frontera? ¡Por dios!
Yo opino al contrario del sentido de la noticia (que espero no sea más que una confusión, un despiste, un bulo), que si en vez de “empujar” a los 27 que ya son, al parecer, “super”, si en vez de construir –y no seré yo precisamente quien no desee que “mi red” se amplíe, pero quizá no es el momento- macro paradores, o establecimientos nuevos que, en ocasiones, existen problemas hasta parta amueblarlos; si en lugar de ir tras la franquicias en ellos, o las externalizaciones indeseables, en la Red de Paradores de Turismo, en España, quienes deban hacerlo, invierten esos capitales en Paradores que ya están construidos, muchos, preciosos, irrepetibles, míticos, como, por ejemplo los de Arcos de la Frontera, Olite o Tortosa, pongo por caso, u  otros a los que les hace tanta falta ese “empujón”, esa inversión, acabaríamos teniendo una Red trenzada, sólida y duradera, sin agujeros…
Y de paso no nos convertirían a los usuarios en “de primera” o “de segunda”, según donde queramos, o podamos ir y lo que tengamos que soportar.
Y a los trabajadores tres cuartos de los mismo. Todos han sido formados para atender lo mismo, homologada mente, en red. Todos tienen los mismos requerimientos, pero unos a “primera” y otros a “segunda”… y sin poder ascender ¡Hombre, por favor! Debe de estar equivocada la prensa sin duda.
No olvidemos que los clientes, y los trabajadores somos el pasado, el presente y el futuro de Paradores. También la oportunidad de que cada cuatro años vayan pasando por su máxima dirección una serie de personas que dese luego no pueden marcharse con quejas de lo que han obtenido en sus espléndidamente remunerados puestos, y de los que sería tan deseable que estuvieran desvinculados de la política de turno.
Lo que me intranquiliza es el tufillo que tiene la cosa a “gobierno de España” actual, donde, ya es sabido que en educación si tienes dinero sigues en primera y te siguen ayudando, y si no ¡a la cuneta! O en la sanidad, si te la puedes pagar ¡susto! y si no ¡muerte! O eso otro que decía en el Parlamento aquella "hija ilustre" sobre losparados:  “!Que se j….”!
Recuerdo de cuando niño la palizas que me daba a estudiar porque a los “super” nos ponían en la primera fila (y yo ya era bajo y veía mejor la pizarra ahí), y los que no a la cola, a segunda, y aún había algo peor, a algunos les ponían orejas de burro ¡Menos mal que de eso no habla la noticia de Paradores, que espero no sea cierta, sinceramente.
Por eso decía antes. Por estas confusiones no suelo yo participar en votaciones como la reciente de “Los Platos estrella de Paradores”, y muy al contrario opto por todos, y trato de probar todos, porque es fácil siempre que se elija algo como “de primera” mandar a todo lo demás que no sea eso a “segunda”.
Y lo que sería peor, que no fuese más que el principio de dejar morir a los segundos, y convertir  la Red en una redecilla rota, vieja, agujereada ¡Decididamente no sería esta una buena celebración de los 85 años de Paradores! Sería errático, un “tente mientras cobro” como decía mi madre; un “pan para hoy y hambre para mañana” como decía mi abuelo.
Lo dicho, NO HAY MEJOR NI PEOR CUANDO ALGO ES INCOMPARABLE, IRREPETIBLE, ÚNICO... ¡Como PARADORES! Como el Parador de Arcos de la Frontera.
Espero y deseo que esta sí sea una ¡FELIZ NAVIDAD¡

o - o - 0 - o - o
(Dedicado a Encarna Serrano, a todo el personal de Paradores, y muy especialmente a quienes el ERE ha dejado fuera de la Casa pero nunca de nuestras navidades, nuestras vidas, nuestro agradecimiento)
 







jueves, 5 de diciembre de 2013

JUNTOS EN ALCAÑIZ (SÍ SE ESCUCHARÁN LAS JOTAS…)

(Reedición)


“Luchando tercos y rudos,

grandes para los reveses,

luchando tercos y rudos,

somos los aragoneses

gigantes y cabezudos,

grandes para los reveses,…”

 (Miguel Echegaray y Eizaguirre)
 




Desde niño me ha gustado la jota. Recuerdo, con apenas cinco años, de mis veranos cuando iba de Madrid a pasarlos –a que me engordaran- con mis abuelos en un pueblo tan pequeño como querido llamado Anquela del Ducado, a tan solo veintiséis kilómetros de Molina de Aragón (donde ¡quien me lo iba a decir entonces! algún día habrá un Parador), y a ciento treinta y tres de Teruel, donde ya lo hay desde hace mucho tiempo: recuerdo decía, cómo mi momento preferido del día era cuando mis jóvenes tíos volvían de trabajar en el pinar, y después de asearse en la puerta de la casa (escribo de unos años en pleno apogeo del franquismo en un pueblo al que no llegaba más energía que la necesaria para escuchar “el parte”), en un gran barreño de zinc, entre una alegría que vista desde estos tiempos podría resultar insólita, cogían uno la guitarra, otro la armónica y los demás, junto con ellos y mi abuelo Enrique, cantábamos mientras se hacía la hora de cenar (en nada, pues volvían muy tarde de la faena) y de irnos a la cama a la luz de los candiles. De nuevo todos juntos alrededor de un recipiente, esta vez de una sartén que no un barreño, donde humeaba lo que mi abuela había preparado mientras, de tanto en tanto, se la había escuchado desde dentro, apoyar lo que cantábamos fuera.
Hoy, mucho más cercano a la edad de mis abuelos entonces que a la de mis tíos, y cuando ya he perdido a casi todos, estoy seguro de que mi amor por el canto, por la jota, por la solidaridad, por la lucha, por la supervivencia, y por la dignidad en definitiva, tuvo allí una escuela que complementaba lo que también veía en mis padres el resto del año… ¡aunque con menos jotas!
Un año va a cumplirse ahora en 2013 de lo que para mí, y supongo que para muchos y muchas que se parecerán a mis tíos en la faena, y que provienen de personas como mis abuelos, mis padres, ha sido LA HISTORIA MÁS TRISTE DE PARADORES desde que algunos albergues tuvieran que servir como hospitales de campaña en nuestra  incivil guerra.

Me refiero al ERE al que la última, hasta ahora Dirección de PARADORES sometió a los trabajadores de la histórica Red, causando mucho daño en el presente y en el futuro de muchas familias de trabajadores y trabajadoras, y en la memoria histórica de quienes se dejaron la vida en la labor de hacer de la Red hostelera sin parangón, y en turismo español, lo que han llegado a ser.
Hasta entonces, hasta este ERE y estos “planes”, a mi, desde que algo mayor que en Anquela del Ducado llegase a las puertas del Parador Nacional “Raimundo de Borgoña en Ávila” (en unas colonias del franquismo también) y me quedase prendido, prendado, en la Red, nunca me había llegado nada malo de Paradores. Sin embargo recuerdo la última Navidad, como una “Amarga Navidad”, que ya entonces, intenté reflejar en este blog mío.
Vi camareras que padecían cáncer llorar el día de Nochebuena porque ya se sabían parte de determinadas listas; escuché cómo hombres jóvenes, profesionales espléndidos me contaban que iban a tener que separarse de sus niños, pequeñísimos, y a su mujer, en la localidad donde vivían, para irse al extranjero a buscar trabajo, pues ya sabían lo que les iba a suceder en Paradores; respiré el miedo, la angustia, la ansiedad de tantas y tantos otros que, en cambio, no lo sabían, etc.
Y mientras, hacíamos quinielas a ver qué Paradores iban a caer de acuerdo con las amenazas, cuáles iban a cerrar, mientras permanecíamos atentos a lo que nos iban contando desde unas determinadas negociaciones enlugares “enmoquetados”.
¡Cuánto me recordó todo aquello a la espera “del parte” de mis años infantiles en el pueblo, a la vuelta de la faena; a la emigración para ver si se podía encontrar  algo más para subsustir, a base de no ver crecer a los hijos ni morir a los padres, al miedo en el que vivíamos todos los que no mandábamos!
Yo, incluso a riesgo de que las o los que sí mandan ahora me considerasen persona no grata -algo tuve que escuchar al respecto, no creáis- hice lo único que sé, lo que aprendí ya en Anquela del Ducado cuando cantaba con mis tíos jotas al anochecer: intentar humildemente ser agradecido, solidario… Yaún habría hecho algo más si más hubiésemos sido. De aquellos años y de después aprendí también que solo con la unión viene la fuerza, que uno, por hambre que tenga, no debe escindirse si las lentejas no van a ser para todos, pues entonces ya estamos perdidos, primero unos y luego los otros... y la lentejas, y el trigo se los quedan siempre los mismos, las mismas.
 
Desafortunadamente Paradores me parece terreno abonado para la división, pues si toda la plantilla, "la gran familia", estuviera junta en un edificio, aún con sus más y sus menos, quizá otro gallo hubiese cantado, pero si la propia familia de uno está dividida ¡es tan fácil dividir noventa y tantas casas separadas entre sí cuando menos por la distancia! Casi tan fácil como con las autonomías de nuestra tierra.

Recuerdo bien de esa triste y reciente época, como cada vez que conectaba el ordenador, entre los Paradores, que no fueron pocos, donde los trabajadores y las trabajadoras luchaban por no perder sus derechos, su sustento, porque no les cerrasen sus trabajos, siempre me encontraba al Parador de Alcañiz (Teruel) en los primeros lugares del muro. Y veía la hermosa silueta nocturna de ese poderoso Castillo, coronando un pueblo que me resultaba familiar, y casi automáticamente volvían a mis oídos aquellos anoceheceres en Anquela del Ducado, y las notas de aquel “Luchando tercos y rudos, grandes para los reveses, somos los aragoneses….” que salían de la guitarra y la ramónica, y de nuestra voces.
Poco después me supe que mi querido Parador de Puerto Lumbreras sería cerrado para siempre, que muchos Paradores iban a permanecer cerrados muchos días al año, con el consiguiente perjuicio para trabajadores, y aunque en menos medida lógicamente, para clientes, y también claro está, para el perjuicio de la histórica Red hostelera pública, ya que es evidente que en Parador cerrado no entran clientes, y se caen las casas. También supe que la Dirección de Paradores había dado instrucciones para que se suspendieran las cenas de fin de año… ¡hubieran las reservas que hubiesen!
Y me invadió una tristeza infinita, una rabia grande.. y pensé que el pueblo, todos los pueblos, todas las localidades que tuvieran un Parador, o incluso los que no lo tuviesen deberíamos exigir que no nos cerrasen las puertas de nuestras Casas, coger las tarteras, los polvorones, de casa, y la armónica y la guitarra, y la pandereta... y subir a nuestros Paradores a cenar lo que hubiese ¡Menos tenían mis tíos y cantaban! Con la misma alegría, con la misma fuerza. Y hacernos cargo de lo que es nuestro, de nuestros castillos, palacios, conventos, playas, montañas… de nuestro patrimonio nacional en definitiva. Y cantar, cantar… por que quien canta, ya es sabido, su mal espanta.
En el mes de mayo, cuando ya se había consumado el "calvario viable de diseño", fui con Jesús a conocer el Parador de Alcañiz “LaConcordia”, ese irrepetible Castillo de Paradores, al que había tomado tanto afecto a fuerza de verlo día tras día en las redes sociales, y en casi todas partes, pidiendo que no lo cerraran. Y entonces me enteré de que mi sueño, lo que parecía una utopía general, en Alcañiz se había cumplido.

Los alcañizanos y las alcañizanas, habían subido a su Parador el día 31 de diciembre, habían abarrotado el que es uno de los Comedores restaurantes más bellos de toda la Red, y habían celebrado juntos, probablemente entre risas, lágrimas y música, su último día de tal olvidable año, brindando y apostando porque el siguiente pudiera ser mejor, y porque no les arrebatasen lo suyo.
Desde ese mismo momento decidí que tenía que proponer a mis amigos Amigos de Paradores y a los que quisieran serlo, que cenásemos como los alcañizanos ¡Juntos en Alcañiz! en ese mismo Comedor, y teníamos que brindar por ellos, y por los trabajadores, y por toda la Red de Paradores ahí, en ese constante pensamiento que ha formado, y forma parte de mi vida: cuando la gente se une en noble defensa de lo suyo, nada puede parecer mal si no es a quienes no actúan noblemente.
Nuestros días juntos Alcañiz, han sido una de las experiencias más gratificantes en esta ya larga ruta por nuestra querida Red.
Subimos a la Torre del Castillo espléndidamente guiados, conocimos el pueblo, degustamos algo de su gastronomía, conocimos parte de la “versión original” de Teruel; cenamos en el inolvidable Comedor Restaurante del Parador “La Concordia”, y fuimos tratados una vez más como familia más que como clientes. La amabilidad, la calidad y la leyenda estuvieron presentes en todo momento. En mi perfil en Facebook, y en los de algunas amigas y amigos, podréis, si es vuestro gusto, ver, leer, algunos de estos momentos.
Pero hubo uno especialmente que no voy a olvidar mientras viva; Jesús, mi cónyuge, nos había organizado una visitaguiada al Pueblo Viejo de Belchite (¡Cuanto que ver con lo escrito hasta aquí!). Fue una visita preciosa y sobrecogedora, o quizá preciosa por sobrecogedora en lo que representa en nuestra memoria (otro día hablaremos más de Belchite).
En un determinado momento de la visita pasamos por la puerta metálica de los restos de la Iglesia del Convento de San Agustín, en la que había escritos unos versos anónimos, que me parecieron las rimas de una jota.
Se me quedaron grabados inmediatamente. Según los leía me sonaban en el recuerdo la armónica, la guitara, y las voces de los míos.
Ya cuando la  visita iba a finalizar, la guía, una espléndida alcañizana que nos había estado enseñando nada menos que las propias casas derruidas de sus padres y familiares, refiriéndose a determinados aspectos de la memoria histórica, y después de señalarnos un obús que todavía permanece clavado en los muros, nos dijo que “una vez un visitante les cantó la jota escrita en la puerta de la iglesia…”.
Y entonces yo pensé que de bien nacidos, y de personas gratas, como yo trato de ser, es ser agradecidos, Y pensé que probablemente mis tíos me habían enseñado, aún sin saberlo, para este momento, para que nunca dejaran de tener voz los zagales, y que los clentes de Paradores, los amigos estábamos en deuda con el Parador de Alcañíz, y los alcañizanos que se habían sentado a su mesa en tiempo de reveses.
Por ello “me senté de nuevo en el poyato de la casa de mis abuelos” (no me costó mucho pues tenía a mi lado a mi querida prima Maribel, nacida en Anquela del Ducado casi cuando yo, que representaba ahí en ese momento para mí la esencia de toda mi gente: cogí aire de Belchite y canté la jota, con la que hoy pongo fin a este artículo, en la esperanza, en la exigencia si se me permite, como ciudadno español, de que PARADORES y su gente no vuelva a sufrir lo que sufrió la pasada Navidad, y de que los clientes, los ciudadanos de este pais y de cualquier otro, podamos cenar siempre en cualquier establecimiento de la Red de Paradores de Turismo de España, pública, sin externalizar, con los servicios prestados por sus propios trabajadores, sin franquicias extemporáneas, y sin cierres temporales. Es tan perfectamente posible como la ha sido durante mucho tiempo, solo es prfeciso buena gestión, profesión, y honradez, pues clientes fidelizados somos muchos.

Solo así se mantendrán con vigencia, o se recuperarán en los casos necesarios, esas tres palabras que figuran en las puertas de nuestro patrimonio, como figura esta jota en la iglesia, derruída de Belchite ¡CALIDAD, AMABILIDAD, LEYENDA!

“Pueblo viejo de Belchite,

ya no te rondan zagales.

Ya no se oirán las jotas

que cantaban nuestros padres,

Pueblo Viejo de Belchite.

(NB.)
  
(Dedicado a Ángel Fernández De Lamo; a todos y cada una de los trabajadores y trabajadoras del Parador de Alcañiz; a todas y todos los trabajadores que han sido víctimas de ERE de Paradores; al pueblo de Alcañiz... y a un familiar muy querido que nunca dejó de estar presente en lo más profundo de mi recuerdo en estos dos viajes a Alcañiz, por quien esta vez la jota "que es algre o triste, segun está quien la canta", ha sido triste).


(Voz en video Alcañiz: Alfredo Kraus)
(Voz en video de Belchite: Ana María Iriarte)





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