LA GRAN FAMILIA

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miércoles, 26 de septiembre de 2012

ALBERGÁNDOME EN PARADORES; pasado y presente de una gran hospitalidad (y 2). PARADOR DE ANTEQUERA


PRESENTE (Un lugar para celebrar la vida)
Llegada la primera mitad del pasado mes de marzo, diferentes situaciones me ocasionaron un exceso de cansancio.
Más allá del tópico de la alegría de Andalucía, de que canta mientras llora, de que el sol puede con todo, etc., a mi no hay cansancio que no se me pase bajo el sol o la sombra de Andalucía, escuchando cualquiera de los múltiples acentos de sus gentes, comiendo con alegría cualquiera de las ricas cosas que prepara ese pueblo tan trabajador, y disfrutando de lo que más famoso le ha hecho en el mundo: su capacidad de atraer gentes de todas partes; su hospitalidad.
Y en mi casa, cuando se habla de hospitalidad famosa, de calidad en la comida, de gente alegre trabajando, se habla de ese gran grupo de personas que nos han venido recibiendo, atendiendo y cuidando en cada uno de los más de ochenta Paradores, que hemos disfrutado hasta hoy mi pareja y yo desde 2009.
Se daba además la circunstancia de que solo una semana  más tarde, los andaluces tenían que ejercer esa otra alegría de la democracia, como es poder elegir a las personas que deseas que te ayuden a gestionar tus intereses desde el gobierno, y  a mi me gusta ver las ciudades en esos periodos de alegría actividad y libertad.
Siento debilidad por los Paradores que antes fueron Albergues de carretera, percibo que aunque hayan sido sabiamente modernizados, reinventados, incluso cambiados de lugar algunos, siguen conservando un algo especial, que en el mejor sentido del concepto albergar, hace recordar su etapa anterior. No había estado nunca con mi cónyuge en Antequera, y esa fue nuestra decisión: albergarnos juntos en el Parador de Antequera.
Existía otro componente muy favorable a mi cura de descanso: podíamos hacer el viaje en tren, hablando, escuchando música, despreocupados de los que van, o vienen en el sentido contrario. El tipo de transporte añadía una seguridad para mí: soy absolutamente incapaz de estar a menos de 100 kilómetros de ese paraíso natural que en mi vida representa Granada, y no acercarme a él. Al no llevar el coche disfrutaríamos más tranquilamente de Antequera, su Parador, y su entono.
Ya conocía que el Parador actual (tras su historia de albergue) había sido construido en 1982, que se sitúa un lugar muy cercano al que ocupaba su albergue antecesor donde hoy se encuentra la estación de autobuses, y que había sido reformado y ampliado en los últimos años, siendo inaugurada oficialmente la reforma en el verano de 2009, todavía no hace tres años; que entre todas sus novedades, contaba ahora con cuatro nuevas suites con terraza; que había sido dotado con las últimas tecnologías y los mayores avances en confort; que también el aspecto externo de su fachada había sido renovado, y que uno de los aspectos más destacados de esta reforma es la apuesta que se había realizado por la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente.
Habíamos visto incluso, como hacemos siempre, y supongo que casi todos, el video que nos ofrece la página web de PARADORES, pero una de las singularidades, de las numerosas diferencias que tiene la Red con otras cadenas hoteleras, mucho más homologadas, es que hasta que no te encuentras en el Parador no percibes su diferencia en toda su magnitud.
Nos pareció sorprenderte todo lo que se puede hacer con un modesto edifico construido en 1982, todo en él colabora a lo que necesitaba para mi descanso; todo le hace coherente y entona con esa preciosa ciudad blanca de hermosos alrededores. De sus zonas comunes lo que más me llamó la atención es que estaba concebido como un gran espacio para celebrar, con alegría y luz, cualquier cosa, para celebrar la vida, a lo que colaboran de manera tan definitiva las maneras y las ganas de los trabajadores amigos que lo atienden.
Pero mi sorpresa, fue más grande cuando entramos a la habitación, a la suite, hermosa, nueva, espléndida, en la que íbamos a vivir en Antequera ese fin de semana. Considero que el humilde video que acompaña el artículo, será mucho más eficaz que mis palabras.
Todo fue alegría en Antequera, buen trato, precioso turismo, hospitalidad preciada, y descanso, mucho descanso.
Disfrutando del relax de una tremenda bañera-jacuzzi (la más grande que he visto en un establecimiento de la Red hasta ahora), y desde mi vocación hacia las familias de trabajadores que los atienden ya desde los históricos Albergues de Carretera, sumergido en un montaña de espuma templada, intentando no pensar en nada, ¡complicado eso para mí!, y recordando la historia del nacimiento de la Red que compartía con vosotros en la primera parte de este artículo,  reflexionaba en qué pensaría cualquier “mecánico” de los que comieran en los comedores “ad hoc” de aquellos entrañables Albergues que os he relatado, incluso cualquier cliente de los que se hospedaran entonces, si vieran esa habitación en el de Antequera; qué podrían pensar sobre la bañera por ejemplo, sobre que las amenities sean a la uva, y que se podrían llevarlas a casa, sobre tantas cosas...
No, no me lo podía imaginar, incluso sentía un poco de complejo de culpa por que todos ellos no hubiesen podido disfrutar de ese remojo en otros tiempo, aunque tuvieran “dos cuartos de baño completos con instalación de duchas”. Me dio por reírme, la flojera de la tensión baja por la temperatura del agua ayudaba probablemente. Cuando tuve que explicarle a mi pareja el motivo de la risa aparentemente tonta, tras un breve silencio escuché su veredicto: “En cualquier caso, rencorosos aparte, que siempre lo ha habido y los habrá, pensarían que los españoles somos un pueblo trabajador, que cuando hemos formado equipo hemos sido capaces de cualquier logro, de cualquier cosa, y estarían encantados de disfrutar también la suite como nosotros, y de vernos aquí, ya que también somos muy trabajadores”.
Pensándolo bien era absolutamente imposible ALBERGAR duda alguna sobre lo que acababa de escuchar ¡Qué descanso poder albergarse así; ojalá que no siempre podamos hacerlo nosotros y los que vengan después!

(Dedicado con agradecimiento a cuantos trabajadores y trabajadoras nos atienden en esta histórica Red pública, algunos incluso hijos o nietos ya de aquellos otros).

(Dos días después de publicado este artículo, un amigo, trabajador de Paradores, nacido en una tierra que fue decisiva para la historia de esta querida Red, que contó con un entrañable e inolvidable Albergue Nacional de Carretera, y que ahora colabora de forma decisiva también en que el Parador de Antequera funcione como lo hace e bien, me envía, me regala, esta foto de un documento entrañable, del antiguo Albergue Nacional de Antequera, que añado al artículo con emoción. Gracias amigo.
 ¡250 pesetas! ¡Que teimpos! Y sin embargo no tengo la sensación de que aquellos trabajadores que un día atendieron aquellos Albergues, o sus hijos hoy, estén hoy más contentos. Eso me pone triste).
Factura o minuta del Albergue Nacional de Carretera  de Antequera (Málaga)












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