PRESENTE
(Un lugar para celebrar la vida)
Llegada
la primera mitad del pasado mes de marzo, diferentes situaciones me ocasionaron
un exceso de cansancio.
Más
allá del tópico de la alegría de Andalucía, de que canta mientras llora, de que
el sol puede con todo, etc., a mi no hay cansancio que no se me pase bajo el sol
o la sombra de Andalucía, escuchando cualquiera de los múltiples acentos de sus
gentes, comiendo con alegría cualquiera de las ricas cosas que prepara ese
pueblo tan trabajador, y disfrutando de lo que más famoso le ha hecho en el
mundo: su capacidad de atraer gentes de todas partes; su hospitalidad.
Y
en mi casa, cuando se habla de hospitalidad famosa, de calidad en la comida, de
gente alegre trabajando, se habla de ese gran grupo de personas que nos han
venido recibiendo, atendiendo y cuidando en cada uno de los más de ochenta
Paradores, que hemos disfrutado hasta hoy mi pareja y yo desde 2009.
Se
daba además la circunstancia de que solo una semana más tarde, los andaluces tenían que ejercer
esa otra alegría de la democracia, como es poder elegir a las personas que
deseas que te ayuden a gestionar tus intereses desde el gobierno, y a mi me gusta ver las ciudades en esos
periodos de alegría actividad y libertad.
Siento
debilidad por los Paradores que antes fueron Albergues de carretera, percibo
que aunque hayan sido sabiamente modernizados, reinventados, incluso cambiados
de lugar algunos, siguen conservando un algo especial, que en el mejor sentido
del concepto albergar, hace recordar su etapa anterior. No había estado nunca con
mi cónyuge en Antequera, y esa fue nuestra decisión: albergarnos juntos en el
Parador de Antequera.
Ya
conocía que el Parador actual (tras su historia de albergue) había sido
construido en 1982, que se sitúa un lugar muy cercano al que ocupaba su
albergue antecesor donde hoy se encuentra la estación de autobuses, y que había
sido reformado y ampliado en los últimos años, siendo inaugurada oficialmente
la reforma en el verano de 2009, todavía no hace tres años; que entre todas sus
novedades, contaba ahora con cuatro nuevas suites con terraza; que había sido dotado
con las últimas tecnologías y los mayores avances en confort; que también el
aspecto externo de su fachada había sido renovado, y que uno de los aspectos
más destacados de esta reforma es la apuesta que se había realizado por la
sostenibilidad y el respeto al medio ambiente.
Habíamos
visto incluso, como hacemos siempre, y supongo que casi todos, el video que nos
ofrece la página web de PARADORES, pero una de las singularidades, de las
numerosas diferencias que tiene la Red con otras cadenas hoteleras, mucho más
homologadas, es que hasta que no te encuentras en el Parador no percibes su diferencia
en toda su magnitud.
Pero
mi sorpresa, fue más grande cuando entramos a la habitación, a la suite,
hermosa, nueva, espléndida, en la que íbamos a vivir en Antequera ese fin de
semana. Considero que el humilde video que acompaña el artículo, será mucho más
eficaz que mis palabras.
Todo
fue alegría en Antequera, buen trato, precioso turismo, hospitalidad preciada,
y descanso, mucho descanso.
Disfrutando
del relax de una tremenda bañera-jacuzzi (la más grande que he visto en un
establecimiento de la Red hasta ahora), y desde mi vocación hacia las familias
de trabajadores que los atienden ya desde los históricos Albergues de
Carretera, sumergido en un montaña de espuma templada, intentando no pensar en
nada, ¡complicado eso para mí!, y recordando la historia del nacimiento de la
Red que compartía con vosotros en la primera parte de este artículo, reflexionaba en qué pensaría cualquier “mecánico”
de los que comieran en los comedores “ad hoc” de aquellos entrañables Albergues
que os he relatado, incluso cualquier cliente de los que se hospedaran
entonces, si vieran esa habitación en el de Antequera; qué podrían pensar sobre
la bañera por ejemplo, sobre que las amenities
sean a la uva, y que se podrían llevarlas a casa, sobre tantas cosas...
Pensándolo
bien era absolutamente imposible ALBERGAR duda alguna sobre lo que acababa de
escuchar ¡Qué descanso poder albergarse así; ojalá que no siempre podamos
hacerlo nosotros y los que vengan después!
(Dedicado con agradecimiento a cuantos trabajadores
y trabajadoras nos atienden en esta histórica Red pública, algunos incluso
hijos o nietos ya de aquellos otros).
(Dos días después de publicado este artículo, un amigo, trabajador de Paradores, nacido en una tierra que fue decisiva para la historia de esta querida Red, que contó con un entrañable e inolvidable Albergue Nacional de Carretera, y que ahora colabora de forma decisiva también en que el Parador de Antequera funcione como lo hace e bien, me envía, me regala, esta foto de un documento entrañable, del antiguo Albergue Nacional de Antequera, que añado al artículo con emoción. Gracias amigo.
¡250 pesetas! ¡Que teimpos! Y sin embargo no tengo la sensación de que aquellos trabajadores que un día atendieron aquellos Albergues, o sus hijos hoy, estén hoy más contentos. Eso me pone triste).
(Dos días después de publicado este artículo, un amigo, trabajador de Paradores, nacido en una tierra que fue decisiva para la historia de esta querida Red, que contó con un entrañable e inolvidable Albergue Nacional de Carretera, y que ahora colabora de forma decisiva también en que el Parador de Antequera funcione como lo hace e bien, me envía, me regala, esta foto de un documento entrañable, del antiguo Albergue Nacional de Antequera, que añado al artículo con emoción. Gracias amigo.
¡250 pesetas! ¡Que teimpos! Y sin embargo no tengo la sensación de que aquellos trabajadores que un día atendieron aquellos Albergues, o sus hijos hoy, estén hoy más contentos. Eso me pone triste).
Factura o minuta del Albergue Nacional de Carretera de Antequera (Málaga) |
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