LA GRAN FAMILIA

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viernes, 28 de septiembre de 2012

ALBERGÁNDOME EN PARADORES; pasado y presente de una gran hospitalidad



Si en el artículo que inauguraba este blog “En red ado en Paradores” me presentaba a vosotros, y os proponía una travesía juntos por esta pasión mía y este orgullo para el turismo y la hostelería del país que es, que debe de ser, la red pública de Paradores de Turismo de España, y en el siguiente, “Mi primera vez”, compartía como nació en mi esta relación de afecto que, de forma tan determinante ha aportado horas y horas de alegría, descanso, belleza, arte, cultura etc., hoy con un artículo en dos partes, o con dos artículos para una misma parte, como prefiráis: PARADORES, utilizando el moderno Parador de la preciosa localidad de Antequera, como podría haber hecho con otros Paradores y localidades distintas y haré en su momento, quería que repasáramos juntos, de forma amena y muy aligerada (pues la historia de PARADORES es casi tan antigua como prestigiosa y respetable) los inicios de esta singularidad hostelero-monumental española sin parangón actual en el mundo, que aunque sigue practicando lo mismo para lo que nació, lo hace de forma tan distinta… ¡y a la vez tan parecida en su hospitalidad!
Divido el artículo en pasado y presente, e incluso en dos artículos para facilitar su lectura, pero de mí nacen como uno sólo:
PASADO (Algo de historia)
“En España se promulgó la primera disposición sobre este tema (el turismo) en el real Decreto de 6 de octubre de 1905, que creó una Comisión Nacional para el fomento del turismo, encargada de desarrollar, por cuantos medios  estuviesen a su alcance, la excursiones artísticas y de recreo del público extranjero. Dependía de Ministerio de Fomento, y era incumbencia suya la divulgación en el exterior de itinerarios para visitar los más importantes monumentos nacionales y de paisajes naturales; gestionar con las compañías de ferrocarriles tarifas y servicios especiales; concertar con los organismos provinciales y locales la mejora de los alojamientos y del equipo turístico en general, y organizar la propaganda de la riqueza turística de España.
Esta comisión Nacional fue sustituida en sus funciones por la llamada Comisaría Regia del Turismo, que se creó el 19 de julio de 1911 como dependencia de la Presidencia del Consejo de Ministros. El comisario regio, que desempeñaba gratuitamente su cargo, tenía a sus órdenes dos funcionarios de cada uno de los Ministerios, de Estado Gobernación, Fomento e Instrucción Pública. Para auxiliar a la Comisión en sus trabajos se constituyó además, un Junta Superior.
Fue en esta época de la Comisaría regia de Turismo, en el a 1926, y siendo  comisario el marqués de la Vega Inclán (D. Benigno)… que puede considerarse como el primer promotor del turismo español, cuando fue elegido el emplazamiento del Parador Nacional de Gredos, primero de una serie de alojamientos de la actual Dirección General de Turismo.
El objeto que se perseguía con él era abrir al turismo las maravillas del paisaje y la caza y la pesca de la Sierra de Gredos, donde se había creado un coto nacional de “capra hispánica”. El lugar, maravillosa vista alpina, con la sierra al fondo y un pinar, el de Navacerrada, a sus pies, fue elegido personalmente por Alfonso XIII. Con este Parador se inicia la serie de alojamientos que hoy forman la red actual… Con él el Estado se vio de repente convertido en industrial hotelero; una situación nueva y sin precedentes en los países europeos…”
“… A finales de 1928 el Conté Directivo y la Ejecutiva del Patronato Nacional de Turismo estimó que sería de gran eficacia para la atracción de extranjeros el establecimiento de Paradores, similares al ya existente en la Sierra de Gredos, en lugares que facilitaran la visita de zonas turísticas…”
“…La Junta de Paradores y Hosterías del Reino… realizó un rápida labor hasta 1931 al situarlos en viejos edificios monumentales, castillos, conventos, palacios señoriales, que, abandonados, y medio en ruinas, terminarían por desparecer. De este modo se lograban dos fines simultáneamente: su reparación y conservación dentro de la más pura ortodoxia estilística y de respeto al monumento, y su adaptación a un uso necesario y congruente…” “… Creación asimismo del Patronato Nacional del Turismo, a través de su Junta de Paradores y Hosterías, fueron los Albergues de Carretera.
Observadas las grandes distancias en España entre los núcleos importantes de población, con vías carentes en absoluto de cómodos alojamientos, se pensó en la posibilidad de establecer en puntos estratégicos y en lugares calculados previamente para dividir los viajes en diversas etapas, albergues para automovilistas, en los que éstos pudieran encontrar el máximo de servicios. Con vistas a una mayor economía en la construcción, explotación y sostenimiento, se determinó, como norma básica, un tipo único, general para todos ellos, fácilmente reconocibles por los viajeros, y en las que se aunara la comodidad moderna con unas proporciones reducidas que permitieran el menor coste posible en el entretenimiento.
La capacidad de los mismos se estimó en tres automóviles diarios, cifra hoy insuficiente que para aquella época era normal.  A base de cuatro viajeros por automóvil, deberían contar con cuatro habitaciones de dos camas, y cuatro individuales, y dos cuartos de baño completos con instalación de duchas. La entrada al Albergue se haría por medio de una desviación en la carretera, y dispondrá de un vestíbulo, con cabina de teléfono, servicios higiénicos y recepción. A la izquierda, un salón de estar con chimenea para leña, y a continuación un comedor en forma de rotonda, con terraza al exterior y jardín (esto aún puede observarse bien en nuestros días, en el entrañable y precioso por ello Parador de Puerto Lumbreras en estos momentos cerrado al alojamiento). En esta terraza podían servirse comidas en el buen tiempo. Para el comedor se preveía una capacidad simultánea de treinta personas, A la derecha se extenderían las oficinas de la administración y las habitaciones particulares del administrador.
También en la planta baja deberían situarse los servicios de oficina, oficios, cámaras frías, almacenillo, y un comedor de mecánicos, así como jaulas para tres coches, clínica de urgencia y equipo taller de reparaciones.
Albergue Nacional de Bailén
Resueltos estos principios generales, debía acometerse el problema del emplazamiento de los albergues. Para ello se estimaba que debían representar un etapa normal de viaje -en función de la velocidad y de la carretera-; que fuera fácil el acceso desde esta; que el comedor debería quedar orientado al mediodía, y que era indispensable la existencia de agua potable en las cercanías. Aprobado el número de doce para una construcción inmediata, se determinaron los ligares siguientes:
Km. 161 de la carretera de Madrid a Irún, por Burgos, en el término de Aranda de Duero.
Km. 184 de la carretera de Madrid a Zaragoza, en el término de Medinaceli.
Km. 118 de la cartera de Zaragoza a Francia, por Jaca en terrenos del Pantano de la Peña.
Km. 300 de la misma carretera, en el término de Bailén.
Km. 62 de la cartera de Murcia a Almería, en su término de Puerto Lumbreras.
Km. 304 de la cartera de Madrid a la Coruña, en el término  de La Bañeza.
Se convocó, en consecuencia, un concurso de anteproyectos, al cual se presentaron más de sesenta arquitectos…  se falló a favor del presentado por don Martín Domínguez, y D. Carlos Arniches (hijo del ilustre comediógrafo), a los cuales se les encargó el proyecto definitivo y su presupuesto total, que para los doce albergues ascendía a la cifra de unos dos millones y medio de pesetas.
El 24 de octubre de 1929 se procedió al comienzo de las obras del Albergue de Manzanares; el 30 del mismo mes en Quintanar de la Orden; el 17 de noviembre se iniciaron en Benicarló, y el 28 de diciembre en Almazán.
La Guerra (Civil Española, 1936-1939) significó…no solo un estancamiento, sino un retroceso. Varios de ellos fueron empleados como hospitales, y otros resultaron dañados… A la finalización de la guerra se retomó el antiguo plan, y se le dio un nuevo impulso, dedicándose, en primer lugar, a la restauración y reapertura de los ya existentes….
En el período de reconstrucción de la Red, maltrecha por la guerra, el 14 de abril de 1940 el Albergue Nacional de Antequera, en Málaga, venía a amentar la cifra de los ya construidos hasta entonces…
Albergues de Carretera: Atienden a la corriente turística en movimiento, para estancias cortas (máximo, cuarenta y ocho horas) y turismo de tránsito. Se hallan en puntos estratégicos y ofrecen al automovilista, a cualquier hora del día o de la noche, alojamiento y restaurante, garaje y surtidor de gasolina. Tienen teléfono interurbano, calefacción, jardín propio y, en algunas ocasiones, piscina…”
Alberguede Carretera de Antequera (Málaga). Situado en las afueras de esta población, cruce de carreteras de Sevilla a Málaga, de Sevilla a Granada, y de Málaga a Córdoba. Dista 160 km.  De Sevilla, 59 de Málaga, 97 de Granada, y 13 de Córdoba. Punto de parada entre las citadas poblaciones y en el itinerario Granada a Ronda y Cádiz y viceversa.
El Albergue de Antequera abre al turismo la oportunidad de conocer, en primer lugar, la barroca ciudad de este nombre, sus numerosas iglesias y los objetos de arte que atesoran, así como el castillo multisecular que la domina.
En sus cercanías es digno de visitarse el núcleo de galerías cubiertas o dólmenes prehistóricos, llamados Cueva de Menga. Viera, el Romeral, todas ellas son de una antigüedad de unos tres mil años. La primera es una asombrosa construcción megalítica  bloques colosales arrastrados de una cantera situada a varios kilómetros de distancia. Otra excursión de gran interés es el Torcal, macizo rocoso que domina la ciudad desde unos 23 km. de distancia, y que conviene recorrer con caballería y con guías competentes. Esta Serranía, que no tiene nada que envidiar a la Ciudad Encantada de Cuenca, será con el tiempo famoso núcleo de atracción turística.
El Albergue, que cuenta como otro motivo, con la existencia de cotos de caza de perdices y aves acuáticas, forma, con el Parador de San Francisco, en Granada, y las Hosterías de Gibralfaro y Torremolinos, en Málaga, la avanzada para visitar Osuna, Estepa, Lucena, Cabra, Priego, Rute, y Archidona…”
(Extraído de “Temas Españoles Albergues y Paradores; Luis Fernández Fuster, 1957)
Interrumpo aquí, en el Albergue Nacional de Carretera de Antequera de los años 40, estos apuntes de la inteligente, bella y entrañable historia de la base del turismo en nuestro país, para continuarla, si es vuestro gusto, en el moderno Parador de Antequera inaugurado el 16 de julio de 2009, y que yo tuve el placer de vivir y compartir, el pasado mes de marzo.
(Dedicado con agradecimiento a cuantas familias, a cuantas personas atendieron alguna vez un Albergue Nacional de Carretera).













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