Terraza de mi habitación en el Parador de Tortosa (Tarragona) |
Siempre he creído en los Reyes Magos
¡quien no!
Este año tenía decidido esperar en una
de las habitaciones de mi querida Red Pública de Paradores de Turismo de España
a que llegaran, y la verdad es que estuve temblando de dudas y nervios hasta la
noche del 5 de enero. Pero no como cuando era niño, adolescente, o incluso
joven, no.
Esta vez temblaba de otra manera, con
otras dudas porque la vida ya me ha mostrado, desafortunadamente, que existen
personas en España con más poder que los Reyes Magos de Oriente ¡quien me lo
pudo decir en otro tiempo! que si se empeñan, consiguen que los Magos no
lleguen a muchos lugares, a muchos niños, a muchas personas necesitadas, e
incluso, que no lleguen a PARADORES.
Entre estas poderosas personas se
encuentra la actual presidenta de Paradores y la alta dirección, los altos cargos de la red, que
estas navidades nos han tenido a trabajadores y clientes en un sinvivir, en un
sindiós y en un gran disgusto. Que ordenaron que no pudiésemos festejar el fin de
año y tomar jjuntos las uvas en nuestras queridas Casas (para eso no hacía falta toda
la gran familia de Paradores trabajando, no nos dejemos engañar), y que tampoco
consintieron, aunque la gran familia ya estaba al completo en sus puestos, que se
ofrecieran aquellas entrañables Cenas de Reyes del 5 de enero donde con tanta ilusión se
podía esperar a que los Magos llegaran a PARADORES. Aún peor, nos estuvieron
amenazando muchas semanas antes con que una serie de Paradores iban a ser
cerrados del todo, otros mucho tiempo, otros un rato, y todos ello dentro de
una feria de confusión y desánimo que uno no sabía a qué Parador de los que no
había estado nunca debía de ir antes para poder decir aquello de por lo menos
estuve una vez antes de morir… ¡Temblando ya digo, esperé a los Reyes Magos
este año, con un temblor indeseable, no como antes! No lo voy a olvidar jamás. No quiero.
Sin embargo, los Magos de Oriente, una
vez más, se portaron conmigo de la mejor manera posible, pues la Casa que había
elegido hacía muchos meses para vivir los días 5 y 6 de enero era el “Castillo
de la Zuda”, Parador de Tortosa (Tarragona), y, afortunadamente, ha sido uno de
los que se han salvado de cierres pequeños, grandes, o definitivos en mi
querida Red Pública.
Pero no quedó aquí la cosa (debo decir
sin presunción ni prepotencia algunas, que yo siempre he procurado ser un niño-joven-hombre
bueno, y SS.MM. deben saberlo y siempre llegan más lejos de lo que yo puedo
esperar…) unos amigos catalanes que conocí hace dos años y medio en la
Red social de Paradores, “Paradores Activo” (también cerrada como algunos
Paradores por la Dirección de la cadena) se desplazaron desde la hermosa
capital catalana para pasar con Jesús y conmigo la noche de Reyes en uno de los
Paradores de su tierra, el de Tortosa.
Y aún más, yo había pedido a los Reyes
Magos que, si podía ser, mi habitación tuviese unas buenas vistas, y cuando
entré a la preciosa habitación que me habían asignado y salimos a la terraza
(de todo ello dan mejor imagen que mis palabras los videos que las acompañan)
supe sin duda, con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos, que, ya, pese
a todos los presidentes y presidentas que pudieran existir en el mundo, y a
todos los altos cargos y organizaciones afines o no, que en el orbe pudieran estar empeñadas en la
amargura de las familias en tan entrañables fiestas, los Reyes Magos iban a
llegar al Parador de Tortosa por el mismo lugar que lo habían hecho en mi vida
desde el año 1995 hasta las navidades del 2001: Por el impresionantemente
caudaloso y majestuoso río Ebro que, radiante en el atardecer de Tortosa escoltaba
toda mi habitación, su salón y hasta el baño.
Cuando hace casi dieciocho años, el 13
de mayo de 1995, llegué desde Madrid, mi tierra, a la casa, el ático, en Tudela
(Navarra) de la persona con quien este año hará ocho que me casé (también en
Tudela) y salí a la terraza ya casi de su mano, se redobló la impresión que ya
traía desde la estación del tren en la que acaba de conocerle, porque ante mis
ojos y sin poder abarcarlo en su amplitud, se encontraba casi al alcance de la
mano, como en Tortosa, el rio Ebro, y solo un poquito detrás la Mejana, y de fondo
incomparable Las Bardenas ¡Ese fue el escenario de mi vida, de mi amor, durante
siete años. Un escenario que añoro todos y cada uno de los días de mi vida, y
del que intenté compensar a Jesús en lo posible cuando, ya juntos, compramos en
Madrid una casa con una terraza desde la que también se ven algunos montecillos
y unas lagunas, pero claro no son el Ebro.
La terraza del precioso Parador de
Tortosa nos la trajeron los Reyes Magos, y es el escenario más parecido que
haya visto nunca desde que ya no puedo salir a mi querida terraza de Tudela.
Por eso, cuando pude hablar, pregunté a Jesús (mi sentido de la orientación no
es con mucho una virtud que me adorne) si el Ebro que estábamos viendo tenía
que pasar aún por Tudela o ya venía de allí. Me dijo que ya había pasado. O sea
que ese hermoso e inmenso caudal de vida que yo veía ya había sido visto desde mi otra
casa, y por eso supe que ya habían llegado por el los Reyes Magos.
Detalle del Restaurante Comedor del Parador de Tortosa |
Este año (ya sabéis que a los de verdad,
no a los de las cabalgatas, nunca se les
puede ver, y que siempre se hacen valer de representantes) llegaron
pues representados por los amigos de Barcelona, Jesús Jiménez, Jesús
Hernández Cobos y toda una gran familia de personas que componen su equipo, y
que siento como de la propia, que me abrietron las puertas y acompañaron en ese precioso Castillo de la
Zuda en el que nunca hasta entonces había estado, pero que ya imaginaba
incomparable porque admiro profundamente los lugares que los árabes elegían
para hacer sus vidas, y este es de los mejores que he visto.
Se encuentra en una colina del casco
histórico de Tortosa, en la que los íberos construyeron un castro fortificado,
los romanos una ciudadela, y los árabes, como decía, durante el califato de
Abderramán III, un palacio del gobernador que después sería residencia el conde
de Barcelona Ramón Berenguer IV cuando
arrebató Tortosa a los musulmanes, y durante los Siglos XVI y XVII el Castillo de
la Señoría de la Ciudad.
Pero lo que ha hecho posible en la
Historia que yo estuviese mirando el Ebro desde esa inolvidable terraza la
tarde del 5 de enero de 2013, ya en el siglo XXI, es que en el año 1976 se
inauguró uno de los establecimientos más bellos de la Red Pública de Paradores
del Estado después de ser reconstruida parte de la ciudadela militar para
instalarlo en ella. Y en cuya arquitectura se pueden advertir, entre otras maravillas, tres impresionantes
chimeneas y cuatro grandes ventanales del mejor gótico catalán y otros claros
vestigios (medievales, orientales…) de cuantas culturas han pasado por esa
colina que nadie debería dejar de habitar al menos una vez en su vida. La
fortificación también mantiene su antiguo Polvorín el Siglo XVIII.
Deseo que el álbum de imágenes que
acompaño ofrezcan una idea aproximada de lo que para mí será ya siempre un
recuerdo imborrable, y el paseo en vivo por la habitación y su terraza os hagan
vivir virtualmente el privilegio de estar allí hasta que lo paséis a la
realidad que es lo que, considero, debe hacerse siempre en la vida.
Pero este año, quizá para intentar compensar,
todos los otros derechos conseguidos a base de mucho esfuerzo y 46 de trabajo que
nos han arrebatado, los Reyes Magos me trajeron más cosas. Cuando subí a la
habitación, además de la proverbial gentileza en detalles de la gran familia de
Paradores en Tortosa, encontré un precioso cubito ¡verde! (mi color favorito en
la vida) regalo de mis amigos, lleno de chucherías que hicieron aún más dulce
la estancia, y una nota que la hizo más entrañable todavía.
Encontré también un “tortell” (si
hubiera sido de mi tierra, hubiera sido un roscón) nada menos que de “Casa
Rovira”, forners y pastissers desde 1925 (solo tres años antes de que se
inaugurara el primer Parador de la Red, el de Gredos).
"Tortell" de Casa Rovira, forners, pastissers desde 1925 (Cataluña) |
Encontré una cena espléndida y
maravillosamente servida por una parte de esa querida gente tan mal tratada
desde la alta dirección de la emblemática marca española estos últimos meses,
encontré su afecto, su profesionalidad, su buen trato de siempre a pesar de la amargura,
el miedo y la incertidumbre que les aquejaba ¿Qué les aqueja aún?
Encontré una inolvidable camarera de nombre Teresa, que como me veía todo el día con la cámara en ristre, intentando llenarme de imágenes para poder "traerme" el Parador a casa, y conocedora de mi amor por las vistas y PARADORES, me ofeció conocer, desde las terrazas de dos habitaciones más que ya había hecho, además de la mía, ese privilegio que es el paisaje desde el Parador de Tortosa, que nadie, nadie, debe perderse.
Esa misma tarde recorrimos los preciosos jardines del Parador, y bajamos los cuatro de la ciudadela a la ciudad para ver a los Magos en su Cabalgata al lado de los tortosinos y !hasta coger algún caramelo¡
Encontré una inolvidable camarera de nombre Teresa, que como me veía todo el día con la cámara en ristre, intentando llenarme de imágenes para poder "traerme" el Parador a casa, y conocedora de mi amor por las vistas y PARADORES, me ofeció conocer, desde las terrazas de dos habitaciones más que ya había hecho, además de la mía, ese privilegio que es el paisaje desde el Parador de Tortosa, que nadie, nadie, debe perderse.
Esa misma tarde recorrimos los preciosos jardines del Parador, y bajamos los cuatro de la ciudadela a la ciudad para ver a los Magos en su Cabalgata al lado de los tortosinos y !hasta coger algún caramelo¡
A la vuelta, y después de cenar en el
que también es sin duda uno de los comedores más bonitos de la red -¡y mira que
los hay preciosos!- subimos a nuestra acogedora suite ¡donde ya habían llegado
los Reyes Magos de verdad! y nos habían dejado cosas muy bonitas. En ese
salón de mi habitación del Parador de Tortosa pasé una de las noches más felices
del año 2012 aunque acabábamos de entrar en el 2013 ¡Y me tocó la faba, y al día siguiente la figurita! Porque cuando los Reyes
Magos, y la gente bien nacida se empeña en unirse y en quererse, no existe
poder ni cargo en el mundo que se cargue, que te de la noche, con uvas o sin ellas, sin Cena de Gala, pero con el inolvidable y exquisito arroz el Delta del Ebro del Parador
de Tortosa; uno de los mejores que hay probado nunca... Gracias de todo corazón a todas esas personas que trabajan, que viven
en ese sentido, y espero que los Reyes Magos, pero sobre todo la ciudadanía, podamos acabar
alguna vez, pacíficamente y para siempre, con rodos aquellos poderosos y
poderosas que se empeñan en darnos malas noches, de Reyes o no.
(Esta madrugada del 10 de febrero de
2013, tan solo algo más de un mes después, mi amiga Ana tiene
el cuerpo sin vida de su madre a la que después de 80 años el corazón decidió
darle descanso, en el tanatorio esperando a que dentro de unas horas reciba su
última morada. Quiero dedicarle este artículo que sale del mismo teclado y
cariño del que tantas madrugadas desde que nos conocimos a través de “Paradores
Activo”, compartimos, escribimos, trabajamos, ideamos, e ilusionamos tanto
juntos para intentar que esa querida Red nuestra, que sólo tiene cuatro años más que su
querida madre, siguiera conservando lo que también su madre tenía a raudales y
borbotones: amabilidad, calidad, leyenda, categoría, esfuerzo, principios,
trabajo bien hecho, amor propio, amor, amor…
¡Que difícil nos lo han
puesto estos espléndidos progenitores que nos van dejando, y qué complicado
estos otros “vivos” que todavía viven. Me temo que aún me queden bastantes
madrugadas, pero me ilusiona pensar que también me queden bastantes noches de
Reyes como la vivida en el Parador de Tortosa en Cataluña, esa hermosa
tierra donde tu madre tuvo el acierto de alumbrarte.).
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