“Yo
no he conocido nunca en ningún hotel el sentimiento y el tipo de clientes que aquí
hay, el vínculo que hay entre los huéspedes y los trabajadores…”
(Nieves Montisi: Directora
de Paradores; -no de mis preferidas ni mucho menos, debo decirlo, por su forma de ejercer la profesión, y el trato que da a las plantillas por los distintos Paradores que pasa).
“Date
cuenta que yo he tirado este, y también he tirado este… Y con lo bonito que era
el antiguo… y este ¿tendrá la misma solera? Y yo digo va a tener más porque
nosotros el cariño vamos a seguir teniéndolo lo mismo”.
(Carmelo de Amor: Ex Jefe de Comedor).
(Carmelo de Amor: Ex Jefe de Comedor).
“…Es
tu casa, si tu la conviertes es tu casa, entonces el cariño que tú recibes lo
das…”
“Sobre
todo cuando he tenido momentos trágicos en mi vida me he refugiado en los Paradores…
veo una familia en el director en los camareros…”
(Antonio Porras; Cliente de
Paradores).
“…Vine
la primera vez con tres hijos.. y he terminado viniendo con trece nietos…”
(Agustín Guzmán Cliente de Paradores)
“…El
ambiente, el calor, lo vamos a seguir teniendo con las personas que trabajan
aquí, y con la personas que hemos ido conociendo y que son fieles e
incondicionales…”
“…Y
siempre que llegamos… tenemos la sensación como si todos los objetos que hay aquí, todos los
muebles, nos conociesen y nosotros los conocemos a ellos… Es amor… más que cariño
es un inmenso amor “.
(Antonio Porras; Cliente de “Paradores”)
(Todas estas declaraciones se pueden veren el video)
(Como no deseo retirar el artículo del Blog, pues en esencia responde a lo que amamos muchas personas, síque debo decir, que seis años después de haber sido escrito, la realidad actual del Parador de Cádiz con sus clientes es totalmente la opuesta a la que esperábamos y refleja el video. Se ha "desalmado por decreto", y nás allá de que guste o no su arquitectura -mucho menos íntima y cálida no cabe duda- , y pueda ser una gran unidad de negocio, ya no tiene casi nada que ver con aquellos otros dos "Horeles Atlánticos" más que el provilegiado lugar geográfico que ocupa. La verdad ante todo. Junio de 2018)
Esta mañana de día de Todos los
Santos, una de mis amigas, Amigas de Paradores, con la que hace nada me he
reunido en el precioso Parador de Zafra, me envía un “wasap” desde Barcelona en el
que me dice:
“Voy
a tener que dejar de ir a Paradores… Algo de mí se va quedando por todas partes…
Zafra, Lerma, Alcalá, Zamora, Arcos, etc. Me voy a desintegrar… Un beso.”
No puedo, ni deseo, reprimir alguna lágrima de reconocimiento, de asunción, de identificación… porque yo hace ya
casi medio siglo que vivo desintegrado, desde una mañana frente a la puerta del
“Raimundo de Borgoña” en Ávila. He dejado una parte de mí en decenas de casas
que he convertido, que han convertido, en mías y de las que bajo ningún
concepto deseo que me desahucien. He querido y quiero a decenas de familias
estructuradas, cálidas y cariñosas que he
hecho, que se han ofrecido, mías, y de las que no existe excusa o
interés que puedan separarme.
Me he puesto esta mañana a reflexionar
sobre este puzle de amor, de amor a PARADORES, y en vez del artículo que
pensaba escribir hoy, me ha salido este. Habrá tiempo para el siguiente,
seguro.
Cada vez que me alojo en un nuevo -nuevo
para mí- Parador, o regreso a otro, voy completando ese puzle de amor del que
una armadura en Ávila en los años sesenta me entregara la primera pieza. Un
rompecabezas del que ya sé que nunca completaré, y que sin embargo, lo siento
completo desde que, unos años después, como contaba en “Mi primera vez", me
alojara en mi primer Parador.
Nunca podré entender de una forma
argumentada, racional, explicable, cómo un niño, yo, que compartía una
habitación bastante pequeña en una casa muy pequeña también, con sus dos
hermanos, el día que casi con su sueldo del mes, ocupó, ocupé, una noche de los
años setenta, una habitación del Parador de Ávila abierta a las históricas
murallas, en la que cabía toda su casa, no sintió, no sentí, otra cosa que
acogimiento, familiaridad, calidez… amor en definitiva.
"Gran Hotel Atlántico" Parador de Cádiz, años 50 |
Hoy ya no me puede caber la menor duda
de que independientemente a la buena o mala gestión, siempre muy politizada desde
luego, del grupo que en cada momento se haya alojado en los privilegiados servicios
centrales de la Casa en Madrid, el amor correspondido de Paradores, el mío y el
de tantos huéspedes a lo largo de la historia ha nacido en todas esas otras Casas
en las que recepcionistas, camareras, cocineros, jefes de comedor, directores y
directoras, mozas, mozos ¡que se yo! todos aquellos que, sin excepción han
tenido, tienen, una sonrisa para mí y los míos, una mano tendida, una palabra
de aliento, un gesto profesional irreprochable, que practicados en unos marcos
tan afables, tan acogedores, de la misma calidad que ellos mismos, hacen como
dice Ana en su wasap que uno se despida de ellos, de su Parador, dejándose algo
de uno mismo. Con la misma pena que me despidiera yo de mi familia en la
Estación de Atocha la primera ve que me separé de ella, precisamente para
asistir a aquellas colonias del franquismo en Ávila donde nació esta historia
de amor.
Etiqueta equipaje |
Se
volvió a producir una vez más ese espectáculo tan cosmopolita de
escuchar en un trabajador de la Cadena hostelera pública -me gusta más decir de
la Red pública- un acento marcado de un
habla perteneciente a un lugar lejano. Le pregunté como quien pregunta a su
familia, y así supe que era el Jefe de Comedores del inolvidable Parador “HotelAtlántico” de Cádiz, practicando la hospitalidad en Santillana del Mar, a la
espera de que le “abriesen por tercera vez su Parador del alma “¿A quien le
interesa ya más una cena aunque esta sea en Paradores ante tan espléndido
encuentro? ¡Cuantas piezas de mi puzle de amor me encajaron aquella noche!
He ido coleccionando piezas en muchos
lugares, forma parte de mi viaje preguntar a la familia que me atiende ¿Cuál es tu ruta, en qué Paradores
has estado? A veces ¿dónde nos hemos visto antes?
He conocido directores que un día me
acogieron como recepcionistas, camareros hijos de trabajadores y trabajadoras
que un día me dieron de comer en una de mis queridas Casas, nietos incluso de
inolvidables personas que un día atendieron las cocinas, los talleres, de los Albergues Nacionales de Carretera. He tenido la suerte de ser recibido en un Parador por
el hijo del mismo trabajador que hace tantos años plantara naranjos en el Patio
del Parador de Guadalupe. He tenido el inmenso placer de disfrutar cómo grupos
muy nutridos de trabajadores procedentes de una misma tierra, como por ejemplo
es el caso de Bailén -y hay más- han ennoblecido y distinguen esta maravillosa
institución de la hospitalidad sin parangón en el mundo en sus características.
No es este un artículo sobre el
Parador de Cádiz y su historia, que lo va a tener dentro de muy poco, en cuanto
pueda vivir en la tercera parte construida de esa historia, pero ilustra muy
bien la historia de este Parador, sus trabajadores, sus gestores, sus clientes
la que yo quería contaros hoy… por amor a Paradores.
Hoy, cuando aquel niño de Ávila ha
llegado de forma impensable entonces, a poder comunicarse a través de una red social
con su familia en Paradores, con los hijos y las nietas de aquellos con los que
sólo podía hacerlo “in situ” en la magnífica Red formada por los
establecimientos de PARADORES, no niego mi disgusto, mi zozobra, mi inquietud,
mi indignación… cuando leo que se pretende despojarnos de nuestra familia,
enajenar nuestros comedores, privatizar nuestras camas, malvender nuestro
patrimonio. Y yo, malherido, con ese dolor que se instala en el cuerpo y en el
alma cuando quieren arrancarte de lo que es tu estructura vital, tu suelo, tu
lecho, tu refugio… tú familia, me repito y repito ¡no puede ser! ¡no podemos
consentirlo! ¡el amor no sólo hay que manifestarlo, mantenerlo, alimentarlo,
corresponderlo, hay que defenderlo a capa y espada como los clásicos, si
hiciera falta!
Trabajadores del Parador de Bailén en otro tiempo |
No justifico las batallas sino son
para defender el amor, el sustento, la unidad, el conjunto, la familia, la
historia, la dignidad… Antes hablaba de Bailén, pues bien eso lo saben muy bien
ahí, como muy bien lo hemos aprendido los demás en los libros de Historia. No
en vano en esa querida tierra el 19 de julio, tres días antes de mi cumpleaños,
pero en 1808, se libró una batalla histórica en la que quedó derrotado por
primera vez un pueblo extranjero que quería arrebatarnos el patrimonio.
Si eso lo consiguieron solos los de
Bailén, ¡cómo vamos a dejarnos en estos tiempos que nos arrebaten patrimonio
alguno si podemos juntarnos los clientes andaluces, los extremeños, los
catalanes, los navarros, los vascos, los manchegos, los castellanos, los
madrileños, los gallegos, los asturianos, lo cántabros, los valencianos… los de
todas partes, por amor a Paradores!
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