HOY ES EL DIA
QUE EL CALENDARIO DEDICA A RECONOCER EL TRABAJO DE LA MUJER, AUNque tantos de
nosotros les dediquemos todos. Entre otros aspectos porque todos hemos tenido
una madre y, salvo en excepciones, que siempre las hay, hemos podido ver desde
el inicio de nuestra vida la estrecha e injusta relación que, desde siempre,
han tenido los conceptos “mujer” y “trabajo”.
Es sabida mi
vocación por relacionar el mundo de PARADORES con el mundo, y es esta empresa
pública en la actualidad en España una de las escasísimas (yo, salvo
Telefónica, no encuentro otra en mi memoria en estos momentos que escribo) en
la que desde hace 85 años la presencia de la mujer en su plantilla sea tan
importante, tan abrumadora, y tan decisiva; entre otros conceptos porque los
hombres, generalizando ya sé, a menudo todavía no sabemos hacernos la cama, ni
plancharnos la camisa, por ejemplo…
He encontrado
una noticia de “La Voz de Galicia”, de noviembre de 2009 (http://www.lavozdegalicia.es/arousa/2009/11/22/0003_8123111.htm),
que me ha parecido idónea para transmitiros en la persona de MILA PIÑEIRO
PIÑEIRO, del Parador de Cambados, una representación espléndida de lo que
pretendo. Me gustaría que la leyeseis; a vosotros, a vosotras, también os
gustará, seguro.
No he tenido
la suerte de conocer a Mila Piñeiro en persona, y, por tanto no sé de su
presente, y si lo hay. Espero y deseo con toda fuerza que sí. Y que en este ya
no tenga que estar doblando “el espinazo”
como decía mi padre, día tras día como durante 33 años para que nosotros
durmamos a pierna suelta. Tampoco me gustaría que hubiese sido tratada mal por
la empresa a la que dio su vida, ni que tuviese que estar viendo cómo en esa
misma empresa, sus compañeras, han sufrido en los dos últimos años la involución
que han sufrido en sus sueldos, en sus derechos, en su jornadas de trabajo, y,
no estoy seguro, pero creo que hasta en el reconocimiento de “medallita” que a
ella llegó a tocarle ¡Nos van igualando Mila, pero por lo bajo!
Muchas
gracias por tu trabajo, sin él y el del resto de MUJERES DE PARADORES NO
HUBIESE PODIDO EXISTIR. ¡Quien os hubiera dicho en algún tiempo, que alguna vez
una mujer, dos de momento, una mujer llegaría a presidir vuestra empresa, y,
tristemente ¡Quien os hubiese dicho que la que lo hace ahora os iba a tratar de
esta forma a las mujeres trabajadoras!
La primera
mujer trabajadora mal tratada que conocí en mi vida, fue “la señorita
Conchita”, mi maestra de párvulos, hablaba poco con el mundo, pero mucho con
los niños… me enseñó a e escribir, pues me enseñó las letras. Pasado el tiempo
supe que era, como tantas, una maestra republicaba represaliada por la dictadura.
Antes que a
ella conocí a mi madre que mientras atendía, con excelencia como se dice ahora,
a cuatro hombres –mi padre, mis dos hermanos y a mí, fregaba diariamente con
agua fría, de rodillas y con un balde, siete pantas y dos inmensos portales de
una casa muy grande, y cumplía con todos sus otros requerimientos; y que antes
de llegar a ella y de casarse y tener hijos, había acarreado, adolescente, entre Maranchón y Molina de Aragón, y un poco
más tarde, había dejado como el jaspe, y encerado pisos de la Gran Vía
madrileña de más de once habitaciones, donde era “interna”, y cuidado sus dueños cómo si de su familia se
trataran en la posguerra de Franco.
Quizá por ello, desde muy niño aprendí por
voluntad propia a hacerme casi todo, y cuando, sin haber llegado a los diez
años, en unas colonias del franquismo, en Ávila, conociese, por fuera, el
Parador Nacional “Raimundo de Borgoña”, mis maestros me diesen el premio al
niño que mejor se hacía la cama, y me llevaron con ellos (¡no lo viví como un
premio, la verdad) al cine, a ver
“Atraco a las tres”.
Si alguien
lee este artículo y sabe de Mila Piñeiro Piñeiro, me gustaría mucho, mucho, que
me hablase de ella; me llamo Enrique
Vales Villa, y se me puede encontrar en Facebook.
(Dedicado a todas las
mujeres trabajadoras, empezando por mi madre)
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