Desde que me enamoré de la Red pública de Paradores Nacionales, y en cuanto me di cuenta de la intervención de “lo nacional” en ellos, y la forma en que se hacía y hace en ella, ha sido siempre eso lo que me ha sobrado de la Red. Pero siempre entendí que esta misma circunstancia es la que podría conseguir, si lo consiguiera, que una plantilla de más de 4.000 miembros –“una gran familia-”, más grande entonces, pudiera ejercer su profesión con la excelencia que lo hacía, y con la seguridad de que los distintos devenires no tendrían por qué mermar sus derechos ni su existencia; es decir como en el ejército, o en la función pública, por ejemplo.
Siempre he entendido, cuantas veces lo he escuchado, que la empresa pública hostelera PARADORES suponía una “competencia desleal” para la hostelería que no podía disfrutar de, por ejemplo, cinco inyecciones de capital público (como la anterior presidenta de la red pública, ex mujer de D. Rodrigo Rato), cuando las cosas no van según desean, o cuando la gestión es nefasta, e incluso cuando suceden ambas circunstancias, que es lo más normal. Pero siempre he comprendido también, y por tanto justificado, que ninguna otra empresa privada o privatizada hubiera podido servir para salvaguardar una gran parte del patrimonio histórico monumental español, y haberlo puesto a disposición del disfrute, no gratis naturalmente, de la ciudadanía, y de un caladero de puestos de trabajo tan profesionalizados como dignos que en los establecimientos han creado la marca, y fomentando el turismo no solo de España sino de todo el mundo.
Lo que no he querido entender nunca –aunque lo entiendo ¡vaya si lo entiendo!- es por qué, en qué formas y maniobras esta empresa pública se ha ido convirtiendo en un si es no es, cuyos gestores saben estar de maravilla a las maduras peor no a las duras, y que, reitero en mi opinión, cada día más politizada (como nació), independientemente de la supuesta ideología del Gobierno en el poder, su gestión me resulta exactamente igual de neoliberal.
No se me escapa que la Red es uno de los instrumentos de política turística del Gobierno, y que por mucha responsabilidad que en ella pueda tener el presidente de la PARADORES –ya nos advirtió que él llegaba para hacer gestión estructural política, y que serían los técnicos quienes se encargarían de camas y mesas-, aquí quien corta el bacalao es el presidente del Gobierno de España (deseo aclarar en este punto, por evitar suspicacias que el Gobierno que gobierna es el que he votado, y que jamás he votado a uno de derechas), la ministra del Ramo y un largo etc. de bien pagados cargos públicos. Y que son, en definitiva, los responsables últimos de la situación de PARADORES en este y cada momento, y de lo que las acciones acertadas o equivocadas de la Red puedan haber repercutido o estar repercutiendo en la ciudadanía, y entre ella, claro, sus trabajadores y trabajadoras, y sus clientes.
Entendí que en aquella inoportuna, descabalada y nefasta en mi criterio, desescalada veraniega de las medidas que se estaban manteniendo para tratar de atajar las consecuencias económicas de la pandemia por Covid19 en España, la premura en reabrir 100 hoteles públicos en toda la geografía nacional era imposible que no colaborara a expandir con miles y miles de portadores asintomáticos, los virus, la enfermedad y sus consecuencias, no pocas veces mortal. Además de contribuir, ahora ya de una forma determinante en las mal dadas, a que la hostelería privada se hundiera mucho más. (De ello trataba mi artículo “¿PARADORES PROPAGADORES? (sobre la nobleza, el miedo, y la sonrisa congelada en tiempo de pandemia)” que se puede leer pinchando en este enlace).
Semanas después, estaba acabando agosto, y el presidente de Paradores, ya no paraba de aportar en los medios, titulares como “Paradores cierra el verano con unaocupación superior a la media de la última década” ; “Paradores es la única gran cadena hotelera española que ha reabierto todos sus establecimientos tras la desescalada llegándose a ocupar 276.527 estancias, lo que arroja un porcentaje del 77,15%.” ;“Paradores supera con nota el peor verano de lasúltimas décadas” Paradores vende este verano más habitaciones que el año pasado”. Y ya terminado oficialmente el verano el exsenador socialista Óscar López Águeda, que lleva al frente de la empresa pública desde que en 2018 sustituyera a la ex esposa de Rodrigo Rato, sacó pecho por “encontrarse al frente de una empresasaneada, que no había tenido que llevar a cabo un Expediente de Regulación deEmpleo (ERTE) y que, eso sí, había tenido que llevar a cabo un plan de contención de gasto de aproximadamente 50 millones anuales”. En los que, naturalmente, y como es norma, han tenido que ver y sufrir mucho los trabajadores y trabajadoras.
Como era fácil prever, de aquellas lluvias estos barros.
276.527 estancias declaradas este verano (lo que arroja un porcentaje del 77,15 según el presidente) dan, algunos más algunos menos, pues es sabido que “singles” viajan muy pocos por Paradores, y menos en verano y en pandemia, y sí y en muchísimos casos –máxime en vacaciones-, niños y niñas (no hay que olvidar que es gratis hasta los 12 años), con tan solo añadir un niño o niña de promedio arrojan casi 830.000 almas que pasaron por los Paradores en verano, y que lógicamente en cuanto a asintomáticos, quienes lo fueran, pasearon el virus por el territorio nacional. Y no solo lo pasearon entre ellos que estaban de paso en los establecimientos, sino que lo pasearon entre las trabajadoras y lo trabajadores que los atienden todos los días.
Yo en este punto, me hago, y si les parece, les hago algunas preguntas: ¿No le ha sucedido nada a ningún viajero, a ninguna persona, familia, este verano en PARADORES en relación con la pandemia? ¿No han habido bajas médicas temporales, o quizá, deseo con todas mis fuerzas que no, más definitivas, por contagios en sus trabajadoras y trabajadores? ¿Han sabido oído algo al respecto por los medios de comunicación o por Paradores, a diferencia del “éxito vacacional”? ¿No ha pasado nada que les hiciera reflexionar a los gestores que ahora en Navidad la empresa pública hostelera no deba ser una hucha para el Estado?
¿Que para ello, por ejemplo, ya tienen la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado, que si te toca algo no es un virus descontrolado y letal, y que si no te toca, el dinero revierte en la Hacienda pública, y hasta le puede tocar a la Hacienda el premio de lo devuelto y no vendido; es decir, en teoría, a casi todos y todas, también a los sanitarios, a las fuerzas de orden público, a las cajeras de los supermercados, a los diputados, senadores, etc.…y así hasta al propio presidente del Gobierno, de una u otra forma. Y además se puede comprar sin salir de casa y sin arriesgarse a expandir la Covid19, ni contraer el virus en plena segunda ola de la pandemia?
Pues ya en esta lógica y macabra ola, aunque todavía no en la cresta de ella, en el momento en que se encontraba el país con la pandemia de Covid19 como una flecha tras el verano de veraneadores; con el personal exiguo, exhausto y bajo mínimos en la Red pública y en la sanitaria, PARADORES nos ofrece añadiendo a las variadas ofertas y mini-precios que ya tenía hasta el 29 de diciembre, otra vuelta de tuerca: "COLORES". Esto ya me pareció llegar muy lejos, y que lo hiciera una empresa hostelera pública más, y consideré que no podía llevar, naturaleza otoñal aparte, ya por ese camino más que a un color: el negro.
Aquí, claro,
las ganancias ya no han sido las mismas, se han ido imponiendo la cruda
realidad de los hospitales saturados, las UCIs insuficientes, las cifras
estadísticas, más “cocinadas” o no, y los muertos. España lleva 46.038 , según las estadísicas oficiales, y a la fecha de este artículo. (Continuará...)
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