(Publicado el 16 de enero de 2014)
Escuchaba ayer por la mañana mientras me afeitaba las palabras del presidente del Gobierno de España, señor Rajoy, en su escapada a los EE.UU. Decía:
"Estamos de nuevo en la dirección correcta y los resultados empiezan a ser visibles para todos. Hoy tenemos un ganado derecho a la esperanza", sin referirse a Aguirre, sino a la virtud teologal que me impartieron en clase de religión durante todo el Bachillerato.
"…y ahora estamos saliendo de la crisis económica con una nueva tendencia de crecimiento basado en la flexibilidad, competitividad y una mayor apertura".
"España ha pasado por momentos de enorme dificultad, pero reitero que estamos de vuelta a la dirección correcta de la recuperación, pero queda mucho por hacer y aún hay muchos españoles que quieren trabajar y aún no pueden conseguir un empleo".
Sin querer profundizar en la estupefacción e indignación que me producían tan falaces, y vergonzantes desde mi punto de vista, palabras, tan faltas de realidad y decoro (no hay más que mirarse a uno mismo o alrededor), y el miedo horroroso a lo que, según Rajoy, “queda por hacer”, pensaba en el tremendo parecido que esas palabras tenían con las que, habitualmente, en los últimos meses venimos oyendo en boca de la dirección de PARADORES, y muy especialmente en los últimos días de su director general, señor Zaballa.
De hecho, yo mismo iba cambiando en mi mente mientras oía, simplemente la palabra España por Paradores, y españoles por trabajadores, y me quedaba así:
"Estamos de nuevo en la dirección correcta y los resultados empiezan a ser visibles para todos. Hoy tenemos un ganado derecho a la esperanza"
"…y ahora estamos saliendo de la crisis económica con una nueva tendencia de crecimiento basado en la flexibilidad, competitividad y una mayor apertura" (en este caso no podría ser de Comedores Restaurante, claro).
"Paradores ha pasado por momentos de enorme dificultad, pero reitero que estamos de vuelta a la dirección correcta de la recuperación, pero queda mucho por hacer y aún hay muchos trabajadores que quieren trabajar y aún no pueden conseguir un empleo".
¿A que “encaja bien” esta mínima, y personal, sustitución? No podría extrañarle a nadie.
Si no hubiesen querido en el Gobierno de España que estas palabras encajaran como guante de camarero en los discursos de los máximos directivos y directivas de Paradores, no habrían elegido al señor Soria como Ministro de INdustria, Energía y Turismo, el d ela luz, que milita en las filas del Partido Popular de Canarias, del que es Presidente regional desde 1999.
Ni a la señora Borrego, diputada del PP por Baleares, esposa del diputado nacional del PP por Murcia, Martínez Pujalte como Secretaria de Estado de Turismo.
Ni a la señora Borrego, diputada del PP por Baleares, esposa del diputado nacional del PP por Murcia, Martínez Pujalte como Secretaria de Estado de Turismo.
Si no hubiesen pretendido tal uniformidad, tampoco, supongo, habrían elegido a la señora Alarcó, ex directora general de Turismo del gobierno del PP en Madrid, ex esposa del señor Rodrigo Rato, como presidenta de Paradores.
Ni, consecuentemente, hubiesen decidido que el señor Zaballa, llegado a Paradores tras cesar, según informa la prensa, como responsable de la Fundación Empresa y Crecimiento, dedicada a la creación y gestión de fondos de capital riesgo en América Latina.; antes de ello presidente de la sociedad estatal Cofides, para el fomento de las inversiones en el exterior de empresas españolas (siendo Montoro secretario de Estado de Hacienda durante el primer Gobierno de Aznar) y subdirector general de Fomento Financiero a las Exportaciones, fuera nombrado actual director general de Paradores.
Parece todo coherente, todo parece ir en el mismo sentido.
Precisamente este director general de Paradores, Juan José Zaballa, ha sido, según puede leerse en la prensa, quien ha dicho en las últimas horas en el Parador de Lorca (Murcia) que, para la Red de Paradores, 2013 ha sido un año de "grandes ajustes internos, porque la compañía tenía serios problemas de gestión" y ha anunciado que en 2014 comenzará a desarrollarse una nueva línea de negocio basada en las franquicias de “Paradores de Turismo”.
Ha expuesto que en 2014 Paradores acometerá "toda una serie de reformas estratégicas que van a enfocar lo que será el “Paradores” del futuro, un proyecto en el que tendrá un protagonismo importante el desarrollo de una nueva línea de negocio a través de franquicias de Paradores y eso nos obligará a una profunda labor de introspección y reforma interior".
Zaballa sostiene que esa nueva estrategia "nos tiene que empezar a dibujar el futuro de Paradores", un producto que ha calificado como "aspiracional para todos los españoles, todos aspiramos a consumir Paradores".
Según ha expuesto, su deseo al frente de la compañía es que "con una gestión marcada por la seriedad y por el rigor esa aspiración de los españoles de consumir Paradores sea posible en un futuro próximo".
¡Más o menos lo mismo que Rajoy pero con “otros españoles”!
Y yo, desde esas trascendentales declaraciones, no dejo de preguntarme, y preguntar, qué serán esas “franquicias de Paradores” que, al parecer, son el “modelo aspiracional (esto suena un poco desagradable, como de tarde en el dentista…) de todos los españoles”. Todos, no lo olvides, también tú, amigo o amiga que os dignáis a leer este artículo. ¿Cómo, que no sabías que tenías un modelo aspiracional para consumir Paradores, y que preferías un trabajo para poder comer, o pagar el piso? ¡Es que la ciudadanía no sabemos lo que queremos, y los españoles menos aún, ya es sabido!
He pensado que no puede referirse el señor Zaballa a esa “colaboración público privada” que ha consistido en dejarle a un coctelero bastante poco implantado y conocido en el país, algunos terrenos y dependencias de Paradores, para que fuese él quien, utilizando infraestructura pública (creo que todavía lo sigue haciendo en el Parador de Artíes), pusiera copas de mucha menos amabilidad, calidad y leyenda que las de Paradores, pero más caras y más privadas.
O que le hayan encargado de celebrar nada menos que el 85 Aniversario de Paradores, ¡se dice pronto!, con un cóctel totalmente prescibdible que ni tan siquiera prepara él, sino que se lo han endosado a los pocos camareros y camareras de Paradores que van quedando, acompañado de una receta de “Patatas revolconas” que yo creo que ya debía llevar en el bolsillo Don Alfonso XIII el día que inauguró el Parador de Gredos, preparadas naturalmente por los solitarios cocineros de Paradores. ¡Menos mal que este cóctel celebración, la clientela lo pedimos poquísimo o nada, habiendo otras cosas! Pero supongo que no importará, que el negocio ya estará hecho. En definitiva que esto no es franquicia, esto es otra cosa.
Me preguntaba, por tanto, si se trataría de que, cuando salgamos con los niños a los cines de la periferia, al entrar en la tienda de “los chuches” -¿os acordáis?- tengamos que buscarlos de “Paradores”, o sea hechos en Japón, Taiwan… donde sea, pero con el logo del tejadillo de Paradores, que les haya cedido-vendido esta dirección actual.
O quizá, vamos al futbol, se nos apetece una hamburguesa, y llamamos al joven expendedor o expendedora, que las lleva en una bandeja con el logo de Paradores. La carne y la preparación, naturalmente no ha salido de la cocina de Parador alguno, pero ¡es de Paradores!
Quien dice el fútbol, puede decir un tendido de sombra de la Plaza de Toros de las Ventas en Madrid, la Maestranza en Sevilla, la Plaza de Ronda en las Goyescas, etc. Uno llama entre toro y toro a la chavala o el chaval, y le pide un “bocata de Paradores”, que o bien acaban de sacar ellos mismos del microondas, o se los terminan de llevar a cientos de una fábrica industrial, eso sí, envueltos en plástico blanco y negro cuajado de tejadillos. No sé si a esto podrán referirse con las “franquicias de Paradores”.
Quizá pueda ser que en la fachada de cualquier hotel, hostal, etc., de España o del mundo que lo solicite (tipo externalizaciones de limpiezas, análisis, pruebas médicas, etc.), con un mínimo de condiciones (con o sin pliego), se les ceda-venda la posibilidad de exhibir el tejadillo de Paradores en su puerta, y luego ya veremos.
O que alguien esté en su casa, o vaya a reunirse en uno de los miles de botellones que pueblan el país, pero éste con “glamour”, decida pedir por el móvil una pizza “de autor” ¡naturalmente de Paradores! Quizá hecha por tiendapizza, correpizza, o cualquier otro comercio pizza del ramo, pero con el tejado de Paardores, y su actualmente maltrecha amabilidad, calidad y leyenda.
No sé, la verdad. No se me ocurre nada de Paradores que los españoles queramos encontrar fuera de Paradores, dado que son los Paradores y lo que hay dentro (personal incluido) lo único que a muchos españoles y españolas nos interesa de Paradores, y que solo mejorando éstos con una buena gestión encontrarían forma de animar a que entren, de “empujar”, a otros muchos españoles que, sinceramente, pasan del “modelo aspiracional” de Paradores y del señor Zaballa, pero que, lejos de las almenas, las torres, los claustros, los patios, los monasterios, etc., Paradores les importa, y les importará un pito.
Muy al contrario, me parece que es alejar a los clientes, a los Amigos de Paradores, de Paradores. Y que, lógicamente, nos gustaría ser muchísimos más, llenar los Paradore de cleintes, pero nunca ver cómo se pisotean 85 años de esfuerzo e historia, de tradición, de calidad, amabilidad y leyenda, poniendo un tejadillo en cualquier rincón oscuro.
A mí esto, y es una opinión persona naturalmente, más bien me parecería el invento de diseño, tras el otro de la conseguida “viabilidad”, de una necesidad “aspiracional de todos los españoles", ¡pobres de nosotros, con la que nos ha caído!, para justificar poder llevar a cabo algo que todavía no ha sido conseguido en la medida que parecía desear este gobierno neoliberal, tanto el de España como el de Paradores, que nos lleva afectando desde hace algún tiempo, y que incluso en algunas Comunidades como la de Madrid con la Sanidad, está siendo muy virulento, y es la privatización. Adjudicar bienes e ingresos del erario público, a empresarios, fundaciones, etc., que, desafortunadamente, según vamos viendo, no pocas veces no están muy alejadas de quienes adjudican.
Quizá en la actual dirección de Paradores, no afirmo que sea así, ante la imposibilidad de vender los castillos, y la dificultad de la colaboración público-privada masiva, intenten vender algo más “barato”, y más rápido, y les quieran llamar franquicias; no sé. Pero es difícil olvidar que, al fin y al cabo, son menos de dos años los que les falta a este gobierno del PP para someterse al veredicto del pueblo engañado. Y es difícil dejar de desear que toda esa escabechina, también muy de marca, ocasione que “el pueblo aspiracional” despertemos y les mandemos a descansar, incluso en los Paradores donde han diezmado a sus plantillas, entristecido a sus pueblos, y empobrecido a sus establecimientos, completando "espléndidamente" una "tarea" que ya sembró la anterior dirección de la Red.
A mí, ante esta fiebre franquiciadora (que es una palabra que nunca me ha gustado, no sé si es porque deviene de la palabra franco, y esta me recuerda a su vez otro tiempo horrible), no se me ocurren muchas más cosas más que escribir este artículo para expresar mi opinión, animaros al debate, a que expreséis la vuestra, pues no debe caberle duda a nadie, empleado o no en Paradores, que vencer el miedo a opinar y a las posibles represalias, siempre es mejor a que te acaben quitando lo tuyo por no defenderlo para dárselo a otros.
Declarar, de la misma manera que antes dijimos que para nosotros, los que amamos Paradores y nuestro patrimonio nacional, cualquier Parador privatizado será un Parador tachado, que ¡No quereremos nada de Paradores fuera de Paradores!
Declarar, de la misma manera que antes dijimos que para nosotros, los que amamos Paradores y nuestro patrimonio nacional, cualquier Parador privatizado será un Parador tachado, que ¡No quereremos nada de Paradores fuera de Paradores!
Y, si acaso, aunque ya lo he hecho alguna vez antes, recordar aquellas palabras que ponían fin al artículo “Las mil y una una noches de Paradores”, del periodista y escritor (crítico de hoteles) Fernando Gallardo, en su blog “La Ruina Habitada”, que decían: “Quitad, por favor, vuestras sucias manos de nuestros Paradores de Turismo”.
Yo, por ahora y hasta más ver, voy a omitir el adjetivo calificativo que hace mención a la falta de limpieza, pero sí que deseo volver a pedir, a exigir lo mismo:
¡Por favor quiten sus manos de nuestros Paradores ya! y dejenlos abiertos al público, con sus Comedores y sus demás servicios, de forma pública. Gracias!
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