LA GRAN FAMILIA

LA GRAN FAMILIA

jueves, 29 de marzo de 2018

“TRAMPA, ANTOJO O CÓMO MATAR EL ARTE EN PARADORES; PARA QUÉ Y POR QUÉ ESTA INNECESARIA ACCIÓN?”


Pintura tramoantojo destruída recientemente en el Parador de Benavente
(Trampantojo: “Ilusión óptica o trampa con que se engaña a una persona haciéndole creer que ve algo distinto a lo que en realidad ve; pintado en una superficie que simula una imagen real.”

(Diccionario de la RAE).

 Me encantan los trampantojos a que se refiere la definición que encabeza este artículo, aunque la palabra esté formada por dos como “trampa”, que entre otras definiciones que no me gustan figuran, según la Real Academia Española de la Lengua también, las de “Infracción maliciosa de las reglas de un juego o de una competición”. “Ardid para burlar o perjudicar a alguien”; o “Deuda que se tarda en pagar”. O como “antojo”, que según la misma Institución, significa: “Deseo apremiante y pasajero, habitualmente caprichoso”.


Algun trampantojo, humilde pero hermoso, forma parte de la decoración de nuestra casa incluso.

Me parece muy triste y nada deseable perder la memoria cuando se llega a ser mayor en los casos en que se produce, pero también resulta trabajoso, doloroso e ingrato en muchas ocasiones, haber llegado a ser mayor, bastante mayor ya en mi caso, con lo que llaman una “memoria privilegiada”.

Dentro de estos casos tristes que me juega mi memoria histórica, se encuentra la situación de haber sido un adolescente, casi un niño, enamorado de la Red de Paradores de Turismo de España y su gran familia, y haber llegado a la jubilación con la imagen, si no de todo, sí de mucho de aquello que vi en sus preciosos establecimientos desde principios de los años 60, y que ya no está, porque algo de lo peor que le ha sucedido a la mítica e incomparable Red pública es el expolio que ha sufrido en su patrimonio mobiliario, artístico, decorativo…

Con cada obra, redecoración, etc. o incluso sin ellas ¡han desaparecido tantas cosas de la vista del cliente, del amante, del admirador!

Alguna vez me he atrevido a preguntar por ello a personas autorizadas de su cúpula directiva, y me dicen que “se encuentran en el almacén de Paradores…”. Y yo en esa parte que deseo seguir conservando de niño que se quedó atónito ante la armadura del Parador Nacional “Raimundo de Borgoña” de Ávila, fantaseo algunas noches pensando que en ese supuesto "almacén de Paradores", que debería de ser tan grande como el que deben tener los Reyes Magos para guardar todos los regalos que traen a los niños y a las niñas los días 6 de enero…, están todos esos elementos que ya no vemos. Pero no puedo creerlo porque si no, no entendería por qué para hacer una exposición conmemorativas este año tienen que ir recabando cosas por los Paradores y de los trabajadores, y  enseguida me despierto sobresaltado, no creo en ese almacén de Paradores que, de existir, debería saberse dónde está, e incluso poder visitarse en un año tan especial como este en el que desean celebrar el nonagenario aniversario de la Red de Paradores de Turismo de España.


Y sí, he decidido seguir creyendo en los Reyes (me refiero a los Magos, no a los que se ven obligados en la actualidad a evitar el stand de Paradores en Fitur -aunque fueran inaugurados aquellos por Alfonso XIII en 1928-, supongo, opino, no sé, si comodice la prensa, por no fotografiarse con la, también en mi opinión, conflictividad de la persona que los preside desde hace seis años ya.

Volvamos entonces a la trampa, al antojo, y al inolvidable y precioso trampantojo que ayer mismo, por su ausencia, en el histórico y maravilloso Comedor Restaurante del Parador de Benavente, me hizo sentirme uno de los hombres más tristes, y más rabiosos en ese momento, del mundo.

En el citado Comedor, desde hace casi 30 años se encontraba ese precioso, adecuado y artístico trampantojo (que figura en la portada) que habían pintado entonces alumnos de la Escuela de Bellas Artes, y que, incluso se encontraba firmado como obra de arte que era. Y digo que era, porque ya no está, pero en este caso no ha sido sustituido, salvado, ni “mandado al almacén”, simplemente se lo han cargado, “lo han matado”·

Desde que sentaron a Doña María Ángeles Alarcó Canosa –también conocida por “Gela”- en el sillón de la presidencia de Paradores (¡hace ya seis años¡) no digo yo que con trampa ni por antojo, pero sí opino que con gran desacierto en su idoneidad para tal cargo, han ido pasando por la restauración (en este caso me refiero a la gastronómica) y otros importantes cometidos de Paradores, una serie de personajes que, en mi opinión, y supongo que siguiendo sus instrucciones -que para ello es la presidenta, y en cualquier caso tiene la responsabilidad “in vigilando”- vienen desenvolviéndose entre una evidente falta de profesión y bandazos, muchos bandazos. No deseo profundizar si en más cosas, estás son las que, de momento, más nos afectan.

Y muy especialmente un empeoramiento, un afeamiento, una despersonalización, un ataque bestial a la singularidad de Paradores en casi todo aquello que tocan en lo referente a su decoración o redecoración en donde la acometen.

No digo yo que quisiera una decoración “alejandrina”, ni mucho menos, no me gusta lo recargado, retorcido, ni mucho menos cursi, pero no soporto esta paletada, esta falta de respeto, que supone que Parador que coge la decoradora, esté donde esté, frente al paisaje que se encuentre, en la montaña o el mar donde se halle, ya sea en un Pazo, un Castillo o un Convento… lo pinten de “blanco sucio” o “blanco petróleo” o como quiera que deseen llamar a esa vulgaridad homologada, y tiren de un eterno -y seguro que carísimo, porque en Paradores, en decoración sea o no feísimo e inadecuadísimo, todo es carísimo- también de color grisáceo -con más o menos motas- que hacen parecer a muebles de estilo y de historia, que es la tela que tienen antes de ser tapizados realmente.
La nueva decoración de Paradores (mesilla de noche)

No llego a entender esta “geladecoración” en una mujer que tiene que haber habitado por los cargos de su ex consorte Rodrigo Rato ambientes tan exquisitos, y a la que, incluso, no sé si me leyó alguna vez alguien en laprensa que le gustaban, o e dedicaba, a los anticuarios. No comprendo cómo se hace acompañar de decoradoras tan poco apropiadas para Paradores y tan desahogadas, que ya no es que se permitan poner esa especie de lata de keroseno incendiada y renegrida –seguramente carisísima- que pueden ver en la foto, como mesillas de noche del último Parador inaugurado, sino que en un ataque al arte, la ética, el patrimonio, el trabajo y el respeto de artistas, esos sí, mete la piqueta, y se carga para siempre un trampantojo histórico del Parador de Benavente. (Supongo que sus conocimientos le darán para pensar que, con los medios y el dinero que ponen a su disposición, podría haber puesto una tabla pintada del color que le gusta, una cortina, un mueble, etc. tapando el artístico y apreciado trampantojo, hasta que llegase mejor profesional que ella y mejor presidenta, y lo devolvieran a la vista de la humanidad).

Bueno realmente se ha cargado dos, y algo asombroso también: ha desprovisto a la Virgen que se halla en la chimenea del Comedor desde la inauguración del Parador, de su orla, su corona y su marco, y la ha dejado hecha una especie de pegote gris. Yo no sé si soy creyente, practicante no. Y ya dije antes que no monárquico. Pero sí respetuoso con el arte y la historia de mi país, y también con el de ella (con el de la decoradora me refiero, no con el de la Virgen, que ya sabemos, son todos), y no comprendo qué le puede haber hecho la Virgen a esta señora. Yo no sé si tiene algún trauma del pasado, y la alacena y la Virgen le han parecido algo así como de pobres ·casposos" (como en alguna ocasión he oído decir), como una especie de “corralito”, y la ha emprendido con ellas. Además, es muy temerfaria, pues igual va la Virgen ahora y la castiga... Yo me pregunto si no hay nadie que pueda parar dentro o fuera de Paradores a estas señoras cuando perpetran estas acciones.



Triste, muy triste, muy indignante, muy soberbio, muy prepotente y muy paleto me parece todo esto.

Pero, y eso me confiere aún más rabia y dolor, es que, en mi opinión, resulta tan injusto como hipócrita que la presidenta de Paradores esté utilizando una palabra que ha sido realidad durante 84 años en Paradores: “Singularidad”, para intentar celebrar ella el nonagenario aniversario de la Red, y lleve de su mano una decoradora que se carga los trampantojos, le quita a la Virgen la Corona y sus ramos, y Parador que toca lo deja convertido en algo peor que un hotel NH o AC –que esos sí son homologadamente modernos y les corresponde- y los deja convertidos en ni chicha ni limoná. Y con unos medios que cuestan –no digo que valen- muchos miles de euros de dinero público y de alojamientos de clientes, mientras los trabajadores de Paradores cada día viven más en la precariedad.

Yo me he agarrado a uno de los alguacilillos que flanquean la chimenea del Comedor del Parador de Benavente por si desparecen o los trasvisten de gauchos, por ejemplo, y desde aquí, le pido a la decoradora que pare, por favor, a la presidenta que se despegue ya del sillón que seguro que no le ha tapizado ella…

Y a la Virgen de la inolvidable chimenea del Parador de Benavente que las perdone, pero que ¡virgencita que nos quedemos como estamos!
Que no nos destrocen más estos 84 años de singularidad y 6 de tragedia.
     
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