Desde el mes
de julio pasado en que cambió la Presidencia de Paradores ya han sucedido cosas
que me gustan, y otras que no tanto, de las que me gustará seguir escribiendo
en este blog que un día creara dedicado exclusivamente a la mítica e incomparable,
y muy querida para mí, Red pública de Paradores de Turismo de España.
Habrá tiempo
de ello y ojalá cada día sean mejores tras esa larga y triste etapa de seis
años que comenzara en 2012, que dejé reflejada en algunos artículos como aquel “AmargaNavidad; imperdonable año… en Paradores también”. Pero ahora espero todavía con
ilusión que toque otra cosa muy distinta.
Y el motivo
de este pequeño articulito realmente es una felicitación: Es que hoy es día 17
de diciembre de 2018, y dentro de siete (y para eso no hará falta que nadie
llegue a acuerdo alguno, ni se convoquen nuevas elecciones), volverá a ser
Nochebuena, que yo, si la vida no lo impide, habré visto sesenta y cinco veces
de muy distintas maneras, y en los últimos siete años en un Parador rodeados de
la gran familia de Paradores a la que tanto tenemos que agradecer. Entre otras
cosas, la más importante: que PARADORES siga vivo y público.
En todas mis
Navidades, primero sin uso de la razón, y después ya con un poco, hay un sentimiento
que, primero sin el uso de la palabra, y luego ya con ella, he expresado
invariable y emocionadamente: que es el del AGRADECIMIENTO a toda persona que
durante el año me haya acompañado en presencia o virtualmente con buena
intención en mi trayectoria.
Y esa
palabra, en compañía de lo mejor que tengo, es la que quiero que sirva para felicitaros
también esta Navidad: GRACIAS.
En cada
Parador hay un árbol que también forman una red, un “bosque de acogimiento”. El
que veis en la imagen es el del Parador de Cuenca, Convento de San Pablo, en
una foto hecha hace dos semanas.
He elegido
esta imagen para representar todo ese “bosque de acogimiento” porque bajo ese
árbol yo encuentro un paquete muy especial: es un regalo de valor incalculable que
no es necesario abrir porque somos muchos los que ya sabemos lo que contiene, y
porque siempre contendrá lo mismo: Todo el cariño, el recuerdo, el amor, de
todas aquellas personas que algún día pusieron un árbol junto a nosotros o para
nosotros, que ya no pueden hacerlo en presencia, pero que nos seguirán amando siempre,
impulsando y acompañándonos hasta el finas de nuestras vidas.
Un recuerdo
emocionado para ellas, y un abrazo fuerte para vosotros.
(¡Ah, no os
olvidéis de coleccionar muchas “sonrisas de chocolate” en tazas en PARADORES para que puedan sonreír más
muchas niñas y niños.