«Les doy la bienvenida a Paradores, una empresa pública al servicio del turismo español desde 1928. Casi un siglo de vida en el que ha cumplido con éxito su tarea de promocionar la mejor imagen de España, proteger el patrimonio histórico y cultural, y promover la economía local y el cuidado del medioambiente.
Paradores es hoy una empresa rentable económica y, sobre todo, socialmente… Cada euro que usted gasta en alguno de los casi cien establecimientos de la red, además de proporcionarle una experiencia única, sirve para colaborar en este gran proyecto de turismo sostenible del que pueden sentirse orgullosos sus accionistas, todos los españoles.”
Me resistía
a escribir este artículo cuando empecé a ver hace algunas semanas cómo tras la
reunión que mantuvo la ministra de Política Territorial, Carolina Darias, y el
consejero de la Gobernanza Pública y Autogobierno del Gobierno Vasco, Josu
Erkoreka, en diferentes medios de comunicación nos comunicaran cosas como estas: “Paradores, Aena o CNMC: Canarias y Estadocomienzan a rumiar traspasos de poder” (“El economista”, 5 de marzo de 2020),
o “Paradores, amenazada como hotelera decarácter nacional, Canarias y el País Vasco, que suman 7 de los 97 paradores dela red, pueden abrir un debate que aproveche Cataluña para reclamar los 8hoteles en su suelo. El PNV se escuda en que el Estatuto de Guernica alude a lacompetencia exclusiva del País Vasco en turismo y deporte…” (“Prferente.com”,20 de febrero de 2020), y otras muchas reseñas más descalificadoras con el
Gobierno y con su propio presidente, que no añaden nada más constructivo a lo
que realmente quiero expresar.
Tengo 66
años largos, y de ellos la inmensa mayoría he sabido y compartido lo que dice
el presidente de Paradores en su carta de Bienvenida: “…Cada euro que usted gasta en alguno de los casi cien establecimientos
de la red, además de proporcionarle una experiencia única, sirve para colaborar
en este gran proyecto de turismo sostenible del que pueden sentirse orgullosos
sus accionistas, todos los españoles.”. Yo, sin intención ni mucho menos de
corregir al presidente, pondría lo de “accionistas”
entre comillas, pero entiendo en qué sentido lo dice, el dinero va a parar al
erario público y del erario público viene, y además se lo agradezco como
cliente muy fidelizado a esa Red pública sin par, y como trabajador durante 48
años en lugres distintos a Paradores, pero que como trabajador no puede hacer
otra cosa que admirar y amar casi desde
niño a “la gran familia” de trabajadores y trabajadoras que junto con los “accionistas-clientes”,
pero ellas, ellos, “currando de lo lindo, y desempeñando la calidad y
amabilidad que les han ido dejando en cada etapa, son los verdaderos artífices
de la leyenda, de eso que también dice el presidente en cuanto a “…Paradores, una empresa pública al servicio
del turismo español desde 1928. Casi un siglo de vida en el que ha cumplido con
éxito su tarea de promocionar la mejor imagen de España, proteger el patrimonio
histórico y cultural, y promover la economía local y el cuidado del
medioambiente.”.
De la
mayoría de los cambios de etapa política recuerdo cómo, de una forma u otra, se
ha vuelto sobre el “sin dios” de que PARADORES dejase de ser una Red pública
por entero o a cachos. Y todas las veces que lo he oído, leído, etc. con temor
y seguridad he pensado que si sucedía tal cosa, supondría sin duda la muerte
de PARADORES. Y muy especialmente durante la, en mi criterio, larga, neoliberalísima
y larguísima (7 años) etapa de la ex presidenta Alarcó Canosa, de la que ya en esta
ocasión me ahorro sus también ex familiaridades con alguien de quien se ha
visto lo que se ha visto, y no sabemos si se verá más, pero que desde luego no
ha sido beneficioso para lo público. Dejémoslo aquí.
Por ese
miedo a que a algun “cráneo privilegiado”, como escribía mi admirado Valle Inclán,
le diera por hacer por fin verdad del todo la “eterna amenaza” no quería, como
decía al principio del artículo, ni escribirlo.
Pero en la
vida, ya es sabido, la realidad es tozuda. Y no han tenido que pasar muchos
días desde esas noticias para que la hostelería española, para que casi todo y
todos y todas en España nos encontremos como nos encontramos hoy, y como nos
vamos a encontrar los que tengamos, o tengan la posibilidad de verlo. No deseo
entrar en más matices de la causa, y aún menos escribir yo también esa palabra
que nos ha arruinado en nada y menos la alegría en general a todo el país.
Y ahora,
lógicamente, no paramos de oír a altos mandatarios que debemos estar todos
unidos, que debemos ser disciplinados, que debemos, esto lo digo yo, funcionar
en red, abrazados (pero sin tocarnos), como única posibilidad de que podamos
salir lo menos dañados posible y sobrevivir. Y coincido plenamente, y soy de
los que obedecen.
Si en la
etapa anterior de PARADORES, los siete años antes mencionados, la empresa
pública no hubiese recibido hasta cinco (creo recordar) inyecciones de capital
público, es decir de los Presupuestos Generales del Estado, de “casi todos los
accionistas de España”, y la fidelidad y el esfuerzo mal pagados de una plantilla que cuanto
peor le iba a PARADORES más, y en peores condiciones luchaba por salvar “nuestra
Casa”, mientras eran víctimas de un ERE, ERTES y otras muchas cosas
desfavorables más ¿dónde estaría hoy PARADORES?
Si los
hubiesen “vendido”, o entregado su gestión a cachos a las autonomías, quizá algunos,
como “hoteles” privilegiados seguirían en pie, como alguna “Pousadas”
portuguesas, pero ¿dónde estaría la Red pública sus trabajadores y
trabajadoras, y eso que el presidente de Paradores cita, a mi juicio con buen y
certero criterio en su carta de Bienvenida, de “una empresa pública al servicio del turismo español desde 1928. Casi
un siglo de vida en el que ha cumplido con éxito su tarea de promocionar la
mejor imagen de España, proteger el patrimonio histórico y cultural, y promover
la economía local y el cuidado del medioambiente…”?
Conozco de
la ambición y la corrupción humana, es muy fácil ver a diario hasta donde
llega, y hasta prever que acabe con gran parte de la vida. Lo decía mi padre. “Quien
escupe al cielo le cae en la cara”. Pero todavía no desisto a esperar que las
cosas más desfavorables de la vida sirvan sino para eliminar a todos los que “escupan
al cielo”, por lo menos conseguir que les caiga a ellos, a ellas, y no nos
contagie a los demás... ¿Qué pasaría ahora, qué está pasando, si los hospitales públicosn que van quedando en la forma que quedan, no fueran públicos y asistidos por los Prespuestos de Estado y Autonomías. Y si sus entregados y multiplicados a pesar de su tremenda escasez y la pasada neoliberal trabajadores y trabajadoras no estuvieran arrimando el hombro y arriesgando la salud como lo están haciendo?
También me
decía mi padre que la unión hace la fuerza, que es, precisamente, lo que nos están
pidiendo ahora.
En esta
ocasión lleno de tristeza, Y hasta que alguien suficientemente autorizado o autorizada haga el correspondiente desmentido oficial, si es que no va a ser verdad lo que no han parado de decirnos los medios, lo dejo aquí. Pero no sin dejar de recordar un periodo de nuestra Historia más oscura, negra, y que debería ser irrepetible, como fue nuestra guerra incivil; pues bien, precisamente porque eran eran públicos pudieron servir de hospitales y otras prestaciones públicas, para intentar colaborar en lo inabordable, acogiendo heridos y salvando vidas...
Gracias por la atención.
Gracias por la atención.
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